La “monja esponja”
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| Dominicas de Lerma |
Hola, buenos
días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
El otro día, un
niño pequeño me preguntó divertido haciendo un juego de palabras por el
parecido de las letras: “¿Por qué monja es como esponja?”. Tenía que
contestarle, por lo que me quedé pensando en la similitud.
Me di cuenta de
que el Niño estaba muy acertado, nuestra misión es la de la esponja, recibir y
dar: por un lado, llenarnos del Señor, como la esponja absorbe el agua, para
que Su Amor totalizante nos impulse a ir soltando esa Agua cada día.
“Contemplar y dar lo contemplado”
También esponja
que recibe y da en la otra dirección: esponja que se llena del agua de lo que
recibe del mundo: alegrías, sufrimientos, peticiones de oración… para después
soltarla a los pies de Jesús.
Pude
contestarle y, a su vez, me hizo mucho bien su pregunta, y ahora pido al Señor
la gracia de ser Su “monja esponja”.
En realidad,
aunque esponja rime con monja, todos estamos llamados a ser “esponja”, pues tu
grandeza está en llenarte del Señor, en dejar que Su Amor te cambie la mirada y
te llene el corazón; en dejarte amar por todo un Dios que te ha creado y tiene
un propósito para ti allí donde estás en este momento.
¿Cuál es tu
misión? ¿Qué sientes que el Señor te pide en el día de hoy, en el curso que
empieza?
Los apóstoles,
llenos de debilidad y torpeza en muchos momentos, supieron dejar que Cristo
llenase sus corazones y les diese la fuerza y la sabiduría para seguir
caminando, y así cada uno descubrió su misión en medio del mundo: unos,
escribir; otros, ir a tierras lejanas, cuidar de María…
Hoy el reto del
amor es que seas esponja: para antes de empezar el día con el Señor, háblale de
lo que vas a hacer, de “tus planes”, pon todo en Sus manos y deja que te
prepare el corazón llenándolo de Él para que te muestre tu misión en el día de
hoy y puedas ir “soltando” Su Amor, Su consuelo, su Alegría… y lo vivas en
plenitud desde la certeza de que en el Señor hay un “para qué”.
VIVE DE CRISTO
¡Feliz día!
31 agosto 2022
Fuente:
Dominicas de Lerma
