Este 19 de junio, se ha celebrado la fiesta de Santa Juliana Falconieri, fiel y ferviente ejemplo de devoción por el Cuerpo y la Sangre de Cristo.
![]() |
© CNA |
«No
fue tanto que yo descubriera a Santa Juliana, sino que ella me encontró a mí, y
se mostró como una amiga para mí, una “hermana mayor” en la vida espiritual»,
dijo la hermana Juliana Faustina a CNA.
«Santa
Juliana me ha enseñado que es a través de la Eucaristía, particularmente a
través de la Santa Comunión, que nuestros corazones se transforman día a día
más en el Corazón de Cristo», dijo.
Nacida
apenas seis años después de que el Papa Urbano IV instituyera la fiesta del
Corpus Christi, Santa Juliana Falconieri (1270-1341) dedicó su vida a la
oración y a las obras de misericordia como fundadora de las monjas servitas,
hasta que enfermó tanto que no pudo recibir la Sagrada Comunión.
Devastada
por esta pérdida de unión con la verdadera presencia de Cristo en la
Eucaristía, Santa Juliana pidió a un sacerdote que depositara la Eucaristía en
un corporal sobre su corazón.
Cuando
el sacerdote lo hizo, la Eucaristía desapareció y Juliana murió. En su piel,
por encima del corazón, había una imagen de la Eucaristía con un crucifijo en
el centro y rayos rodeando la hostia. La Eucaristía había entrado en su corazón.
Una
gran estatua de mármol en la Basílica de San Pedro, a la izquierda de las
columnas retorcidas del altísimo baldacchino de Bernini, capta ese momento
exacto. Santa Juliana aparece con los brazos extendidos en éxtasis mientras los
rayos de oro irradian de una Sagrada Hostia sobre su corazón.
La
fiesta de Santa Juliana se celebra el mismo día de su fallecimiento, es decir,
hoy 19 de junio, el mismo día en que muchas diócesis católicas celebran este
año la solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo.
Las
Hermanas de la Vida, una hermandad de 700 años
Las
Hermanas de la Vida son una orden religiosa que se dedica a proteger el
carácter sagrado de la vida humana, en particular atendiendo a las mujeres
embarazadas y a sus hijos no nacidos.
Cuando
la hermana Juliana Faustina estaba discerniendo su nombre religioso con la
orden, notó una convergencia en la espiritualidad entre dos santas: Santa
Juliana Falconieri y Santa Faustina Kowalska, la monja polaca del siglo XX a la
que se le apareció Jesús con un mensaje de Divina Misericordia.
«Cuando
me preparaba para entrar en la vida religiosa, leí una sección del Diario de
Santa Faustina en la que ve cómo los rayos de la Divina Misericordia irradian
del Santísimo Sacramento durante la adoración en la fiesta del Corpus Christi».
«Jesús
le habló y le dijo: “Estos rayos de misericordia pasarán a través de ti, como
han pasado por esta Hostia, y saldrán por todo el mundo”», explicó la hermana
Juliana. «Me llamó la atención pensar en Santa Juliana como modelo de esto,
sobre todo porque quienes fueron testigos de su milagro eucarístico
describieron los "rayos" alrededor de la imagen de la Eucaristía
impresa en su corazón».
Una
sorpresa en la tumba
La
iglesia que contiene la tumba de Santa Juliana Falconieri se encuentra a la
vuelta de la esquina de la Galería de la Academia de Florencia, donde los
turistas se empujan para conseguir una foto de la escultura del David de Miguel
Ángel.
Junto
a su tumba se ubica una imagen de la Divina Misericordia inspirada por Santa Faustina
Kowalska, y los dos nuevos nombres de Sor Juliana Faustina fueron unidos en la
capilla lateral de la basílica.
¿Quién
era Santa Juliana Falconieri?
Nació
en el seno de una rica familia de comerciantes en 1270. Su tío paterno era San
Alexis Falconieri, uno de los «Siete Santos Fundadores» de los Siervos de
María, también conocidos como los Servitas, en Florencia.
El
ejemplo del tío de Juliana la impulsó a desear consagrar toda su vida a Dios y
rechazó la propuesta de matrimonio de un joven y rico pretendiente, a pesar de
las presiones de sus padres para que la aceptara. Vistió el hábito religioso a
los 14 años, en 1284.
Como
monja, Juliana se dedicó a las obras de misericordia, especialmente al cuidado
de los enfermos. Visitaba a los moribundos en el Hospital de Santa Maria Nuova,
el más antiguo que sigue activo en Florencia.
Bajo
la dirección de su tío, Juliana fundó la rama femenina de las Siervas de María.
Las hermanas ayunaban los miércoles y viernes de cada semana y eran conocidas
en Florencia por sus grandes hábitos religiosos negros.
Al
acercarse a los 70 años, Juliana empezó a sufrir terribles dolores de estómago
hasta el punto de no poder tragar. El milagro eucarístico del día de su muerte
ocurrió el 19 de junio de 1341.
Intercesora
de los enfermos
Desde
que tomó el nombre de Juliana como nombre religioso, Sor Juliana Faustina ha
escuchado los testimonios de laicos y médicos que han visto cómo la intercesión
de Falconieri ha actuado poderosamente en favor de los enfermos graves.
«Me
ha sorprendido la cantidad de personas que escuchan mi nombre y comparten
historias de cómo han experimentado la intercesión de Santa Juliana
Falconieri», dijo.
«Creo
que Santa Juliana nos muestra que el sufrimiento, la enfermedad e incluso la muerte
ya no son obstáculos para nuestra unión con Cristo. Más bien, a través de la
Cruz de Jesús, se convierten en momentos en los que podemos experimentar la
mayor intimidad y unión con Él», explicó.
Fuente: CNA/InfoCatólica