Desde el acuerdo entre el país comunista y el Vaticano, ha habido media docena de nombramientos episcopales de común acuerdo
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Seminaristas chinos. Dominio público |
Así lo ha puesto de manifiesto el periodista español Pablo M.
Díez, quien desde hace dos décadas cubre las noticias de China para el diario
ABC. Según este analista, el presidente Xi Jinping es el líder más
autoritario desde Mao Zedong, revolucionario comunista que fundó la
República Popular China el 1 de octubre de 1949. Dos años después, el estado
comunista expulsó al nuncio papal en el país, quien se fue a Taiwán, sede del
gobierno nacionalista no comunista. Desde esa victoria, la persecución de
los cristianos ha sido una realidad constante.
Prueba de ello son casos como el de los “obispos mártires
encarcelados y torturados José Fan Zhonglian y Cosme Shi Enxiang, quienes
pasaron 14 años bajo arresto domiciliario hasta su muerte”, y el de Jaime Su,
“desaparecido desde 2003 y del cual no se sabe si está vivo o
muerto.” Si aún estuviera vivo, “estaría por cumplir 90 años y habría
pasado la mayor parte de su vida privado de su libertad”.
Díez ha recalcado la persecución anticristiana organizada por Solidaridad Trinitaria
Internacional, que trabaja en favor de quienes, por su fe
en Cristo, son
reducidos a la esclavitud, la opresión, la exclusión o la persecución.
El periodista declaró al diario Crux que
el Vaticano ha
estado tratando de reconstruir las relaciones diplomáticas con China, sabiendo
que si se logra, tendría que romper sus lazos diplomáticos con Taiwán.
"En las últimas décadas, la República Popular China ha estado
trabajando en la reconstrucción de las relaciones diplomáticas con varios
países para ganar credibilidad y también para aislar aún más a Taiwán, que
China considera una provincia renegada", afirmó Pablo M. Díez.
Con China cada vez más poderosa, tanto militar como
económicamente, el
Vaticano es uno de los 14 Estados que continúan reconociendo a Taiwán como un
país soberano.
“Pero todo eso puede cambiar si, finalmente, la Santa Sede
establece lazos diplomáticos con el régimen de Beijing.
Diez argumentó que China quiere renovar el acuerdo con el Vaticano
porque este podría aumentar la credibilidad que tiene el país en el mundo
occidental: no solo es capaz de estrechar lazos con naciones que quieren hacer
negocios, sino también con el poder moral de la Iglesia católica.
El periodista afirma que estas relaciones entre China y el
Vaticano no están exentas de "controversia" pues muchos en la Santa
Sede rechazan el reconocimiento diplomático de China, argumentando que
daría legitimidad a una
dictadura que viola rutinariamente los derechos humanos.
“Aunque sus detalles no han sido revelados”, explicó el
periodista, tal como está el “acuerdo con China” consiste básicamente en un
concordato para el nombramiento consensuado de obispos. Este fue el principal
escollo entre el Vaticano y el régimen chino debido a la división entre la
iglesia oficial y la clandestina, que provocó un cisma de facto en el
catolicismo chino.
Los obispos que fueron excomulgados después de haber sido
consagrados por la Asociación Católica Patriótica sin el permiso del Papa
fueron readmitidos en la iglesia, y de manera similar, China reconoció a cerca
de 30 obispos de la iglesia “clandestina” designados por Roma pero no
reconocidos por las autoridades chinas. A estos se sumaron otros 30
obispados que quedaron vacantes y deberían ser desbloqueados gracias al
acuerdo.
Desde el concordato ha habido media docena de nombramientos
episcopales de común acuerdo.
Según el periodista de ABC, también se ha referido a la
“campaña masiva contra las iglesias en la provincia costera industrializada de
Zhejiang”, con la eliminación de unas 1.800 cruces y la demolición de decenas
de lugares de culto.
Cuando no son demolidos, los lugares de culto son puestos bajo
vigilancia por parte del gobierno, “con numerosas cámaras rodeando las
iglesias”, a veces descaradamente, como en el caso de una iglesia que Diez
conoce en Shanghái, con hasta una docena de cámaras apuntando directamente en
su puerta.
“El objetivo parece claro: no
solo grabar a cualquiera que se atreva a entrar,
sino también disuadir a cualquiera que quiera hacerlo”, dijo Diez.
Fuente: ReligiónConfidencial