En la Basílica de San Pablo Extramuros el Santo Padre dirigió la oración de las Segundas Vísperas en la clausura de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos
| Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa / Vatican Pool |
El Santo Padre
celebró este martes las Segundas Vísperas de la Solemnidad de la Conversión de
San Pablo, en el cierre de la Semana de Oración por la Unidad de los
Cristianos. Invitando a la unidad plena deseada por “Jesús, que quiere que
todos seamos uno (cf. Jn 17,21)”.
Los momentos de
oración, y diversas iniciativas que buscan la unidad de los cristianos tuvo
como eje central la cita bíblica: “hemos visto aparecer su estrella en el
Oriente y venimos a adorarlo” (Mt 2, 2)
En la ceremonia
de este 25 de enero, en la Basílica de San Pablo Extramuros, se hizo el rezo de
los Salmos y el Papa reflexionó sobre el itinerario que hicieron los Magos,
“que consta de tres etapas: comienza en oriente, pasa por Jerusalén y por
último llega a Belén”.
En el rezo de
las Segundas Vísperas estaban presentes, Su Excelencia Polykarpos Stavropoulos,
Metropolita Ortodoxo de Italia en Malta; Su Gracia Ian Ernest, Director del
Centro Anglicano en Roma; y el Cardenal Kurt Koch, Presidente del Pontificio
Consejo Promoción de la Unidad de los Cristianos.
Oriente
El Papa
recuerda el arriesgado viaje de los Magos para buscar “algo más” y “no
conformarse con sus propios conocimientos y tradiciones”.
“Queridos
hermanos y hermanas, sigamos también nosotros la estrella de Jesús. No nos
dejemos deslumbrar por los resplandores del mundo, estrellas esplendentes pero
fugaces. No sigamos las modas del momento, meteoros que se apagan; no caigamos
en la tentación de brillar con luz propia, o sea de encerrarnos en nuestro
grupo y salvaguardarnos a nosotros mismos”, dijo Francisco.
El Papa también
recordó al pueblo de Oriente “diezmadas por la guerra y la violencia”, pero que
con su testimonio “nos dan esperanza, nos recuerdan que la estrella de Cristo
sigue brillando en las tinieblas y no se apaga; que el Señor desde lo alto
acompaña y alienta nuestros pasos”.
Jerusalén
Luego los magos
llegan a Jerusalén con el deseo de encontrarse con Dios, pero enfrentan
antes la “realidad de la terrenal”, y en ella “experimentan la resistencia de
las fuerzas oscuras del mundo”
«Cuando el rey
Herodes oyó esto —dice el Evangelio—, se alarmó, y con él toda Jerusalén» (v.
3).
Advirtió el
Francisco que “incluso en nuestro camino hacia la unidad podemos estancarnos
por la misma razón que paralizó a aquella gente: la conmoción, el miedo. Es el
temor a la novedad, que sacude los hábitos y las seguridades adquiridas; es el
miedo a que el otro desestabilice mis tradiciones y mis esquemas consolidados;
pero, en el fondo, es el miedo que vive en el corazón del hombre y del que el
Señor Resucitado quiere liberarnos”.
Ante la adversidad
de encontrarse con Dios, recordó el Papa que los magos escucharon las
Escrituras.
“Tampoco
nosotros, los cristianos, podemos llegar al Señor sin su Palabra viva y eficaz
(cf. Hb 4,12), que fue dada a todo el Pueblo de Dios para ser recibida, para
orar con ella y meditarla juntos”.
Belén
Y al llegar a
Belén los magos adoraron al Niño Dios, “así es como termina su viaje: juntos,
en la misma casa, en adoración. De este modo los Magos anticipan a los
discípulos de Jesús, que aun diversos, pero unidos, al final del Evangelio se
postran delante del Resucitado en el monte de Galilea”, reflexionó el Papa.
Señala
Francisco es un signo profético para alcanzar la plena unidad, “que
anhelamos al Señor, que somos compañeros de viaje por los caminos del mundo y
buscadores de los signos de Dios en la historia a través de la Sagrada
Escritura”.
Para ello
invita el Pontífice a fortalecer la comunión desde la oración: “queridos
hermanos y hermanas, la etapa decisiva del camino hacia la plena comunión
requiere de una oración más intensa y de la adoración de Dios”.
“Pidamos a Dios
en esta tarde que nos conceda esta valentía, la valentía de la humildad, único
camino para llegar a adorar a Dios en la misma casa y en torno al mismo altar”.
Finalmente, en
su meditación el Papa Francisco, dirigió una plegaria: “Te pedimos Señor que
nos concedas el valor de cambiar camino, de convertirnos, de seguir tu voluntad
y no nuestras conveniencias; de ir hacia adelante juntos, hacia Ti, que con tu
Espíritu quieres que todos seamos uno”.
Johan Pacheco – Vatican News
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