María San Gil ha sido siempre una mujer valiente y de fuertes convicciones. Católica y provida.
María San Gil. Fotos CCyVP |
En estos años su fe se ha visto también aumentada, en gran parte por un Retiro de Emaús,
como ella misma definía, y anteriormente gracias al obispo Munilla, que la
ayudó a reconciliarse con una iglesia vasca que en el pasado había sido
demasiado complaciente con el entorno terrorista.
Este
sábado, San Gil, ahora vicepresidente de la Fundación Villacisneros, participó
en el Congreso de Católicos y Vida
Pública organizado por la Asociación Católica de Propagandistas
y la Fundación San Pablo CEU, que en esta edición ha abordado la corrección
política.
En
su intervención, la expolítica vasca recordó que “la corrección política supone
que hoy no nos atrevemos a cuestionar la agenda ideológica o los debates que nos
propone el Gobierno y los partidos que le apoyan. Quieren censurar a todos los que decimos cosas que les
incomodan, molestan o impiden convertir a la sociedad en un rebaño manso,
crítico y subvencionado”.
Por
ello, María San Gil instó a defender lo que uno cree y hacerlo con todas las
consecuencias. “La defensa de
los principios está por encima de cualquier interés. Los políticos tienen
que pensar en el bien común, no en lo políticamente correcto”, señaló.
Sin
embargo, denunció que en España hay “un Gobierno, un Frente Popular sin límites
que quiere, con su agenda progresista, transformar completamente la sociedad en la que vivimos
para conseguir sus intereses”.
En
este sentido, San Gil señaló que el Gobierno de Sánchez ha establecido una
línea de demarcación entre lo que es bueno y lo que es malo: “a los que estamos
fuera de ese consenso, nos
quiere sacar fuera de nuestra sociedad”.
Ante
este avance de la corrección política apeló a la rebeldía y la valentía para
decir la verdad. “Tenemos
un deber moral de alzar la voz; no debemos quedarnos en la corrección
política. Tenemos los principios y las convicciones, pero nos falta poner la
rebeldía y el valor”, añadió.
Además,
insistió en cómo “están
destruyendo nuestros pilares de la cultura cristiana y no debemos
quedar impasibles. Este Congreso nos motiva, nos impele, nos incita y nos
impulsa a saltar esa barrera que hay entre lo cómodo y lo fácil, y ponernos en
el terreno de lo correcto pero incómodo”.
Para
concluir, San Gil se reafirmó en que “es el momento de que nos comprometamos todos en la defensa de
nuestros fundamentos cristianos”. Y ha enfatizado que “hay esperanza
siempre que nos movilicemos y siempre que no nos avergoncemos de remar
contracorriente y de ser políticamente incorrectos”.
Fuente: ReL