“Fue una devoción que ella debió vivir desde su más tierna infancia, puesto que su madre, Isabel de Portugal, era gran devota del rosario”
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Con este objetivo, el responsable del proceso de
beatificación de Isabel la Católica acaba de anunciar que ya se encuentran disponibles los Rosarios de
Isabel: un proyecto para que los fieles y devotos se
identifiquen con la reina castellana en el rezo del rosario, pidan gracias a
través de su intercesión y su pronta beatificación.
Para
rezar con Isabel la Católica
Los “rosarios de Isabel”
nacen para difundir la devoción de la reina católica
al rosario y pedir por su pronta beatificación.
Desde su presentación el pasado
ocho de octubre, son una realidad.
“Los que somos muy devotos,
queremos la rapidez, la prontitud. Y eso no es bueno, porque los
santos los da Dios, no un Papa, un obispo o un político”,
explica el sacerdote José Luis Rubio.
Por ello alude a la
necesidad de “ver a la santa como tal y rezarle directamente, como intercesora.
Todo el mundo eclesial debe ver a la reina Isabel como santa, y Dios lo
concederá”.
José
Luis Rubio destaca la
evangelización de América de entre los logros de la reina. “Es una inmensa
empresa donde una mujer, fiel creyente, es la elegida por Dios para esta gran obra.
El proceso [canónico,
para la beatificación] ha sido impecable, y ahora estamos en
la fase de los milagros, uno que ya está aprobado y otro que se está estudiando
en Roma”, resume.
La presentación de los rosarios
de Isabel promovida por Willen tuvo lugar en la Capilla Real de Granada,
y su elección no fue casual. “Es la segunda fundación de los Reyes Católicos al
entrar en Granada y donde se encuentra la Virgen del Rosario que
estuvo presente en la batalla de Lepanto”, añade.
Dedicaba el diezmo del día a la oración
El Capellán Mayor de la Capilla
Real, Manuel Reyes, detalla la vida de oración privada de la reina Isabel.
“Fue en la fortaleza interior de su
oración constante donde Isabel encontró fuerza para realizar una obra de tanta
trascendencia para la historia de nuestra patria”, destaca
el capellán. “Era fiel al rezo de las horas canónicas, y estaba enriquecida por
una oración más personal, fiel a la tendencia de la devotio moderna y la contemplación
del misterio de Jesucristo”.
Fray Hernando de Talavera,
confesor de la reina, aseguraba que ella “dedicaba el diezmo del día a la oración,
con más de dos horas a la Eucaristía, las horas canónicas y la oración
vespertina, como muestran los candeleros de rezar de su
alcoba”.
Rezaba mucho. Tanto que el poeta
Gómez Manrique llegó a reprochar así a la misma reina el tiempo que dedicaba a
las prácticas de piedad:
La devoción personal de la reina
fue “admirable y ejemplar” a juicio del capellán. “Esta piedad se ve también en su
testamento, donde no solo recuerda su devoción a San Juan Bautista y
Evangelista, sino también a Santiago, a san Francisco y que culmina en Nuestro
Señor”.
En el testamento también
menciona a Santa María Magdalena “a quien tengo como mi abogada”, dice, y a “la
gloriosa Virgen María, Reyna de los Çielos e Señora de los Angeles, nuestra
Señora e abogada“).
Transmitiendo
su devoción mariana
Miguel Luis López-Guadalupe
Muñoz, profesor de Historia Moderna de la Universidad de Granada, explica que
Isabel buscó transmitir la fe a todos sus dominios.
“Cuando los reyes conquistaron
estas tierras [granadinas] emprendieron
una tarea de recristianización, suscitando distintas devociones
que las huestes conquistadoras traían del interior peninsular”, explicó.
La huella de Isabel la Católica
y su devoción mariana, “muy profundas en Granada”, se plasmó en multitud
de obras evangelizadoras y catequéticas.
“Lo primero que hizo fue introducir
pinturas e imágenes en lugares emblemáticos, y nada más
concluir la reconquista ya había abundantes reproducciones marianas” como la Virgen de
la Antigua, la de la Puerta de la Justicia, la de la Alhama o
la Puerta de Elvira.
Otro ejemplo son las decenas de
ermitas, conventos y parroquias de Granada que se fundaron bajo su mandato.
“En el mismo 1492 fueron fundados hasta
cuatro conventos masculinos bajo el auspicio de los Reyes
Católicos, y todos ellos tienen referencias marianas, y desde 1501 se
construyeron muchísimas parroquias con advocaciones
marianas, sobre todo en la ciudad alta.
López-Guadalupe destaca que,
desde el punto de vista de la piedad popular, “es muy difícil rastrear alguna
devoción importante que no tenga un referente último en Isabel la Católica. Todo
el marianismo del que bebe el pueblo cristiano granadino tiene sus orígenes a
partir de 1492 y del tesón de la reina Isabel”, añade.
El rosario, una constante en el reino de
Isabel
Pero, si hubo una
devoción particular de la reina que destacó sobre las demás, esa es el rosario,
afirmó Juan Antonio Palma, el tercero de los ponentes en la presentación del
rosario de la reina.
“En la testamentaria de la reina
se hace alusión a varios libros de su ajuar con cobertura de
plata ilustrados con los misterios del rosario”, explica.
Sus
rosarios se contaban por decenas,
algunos de ellos de metales preciosos y de piedras semipreciosas, de jaspe, de
azabache y otros de madera.
“Fue una devoción que ella debió
vivir desde su más tierna infancia, puesto que su madre, Isabel de Portugal, era gran
devota del rosario”. Tanto, afirma, que, tras su muerte, Isabel
de Portugal fue representada en el sepulcro “con el rosario
en sus manos para toda la eternidad”.
El
rosario tiene un papel claramente apostólico en la recristianización de Granada.
“Solo hay que fijarse en el dato
de que una de las plazas más importantes que toman los Reyes Católicos en
Granada es La Alhama. Allí, en 1485, se funda la primera cofradía del rosario de la
provincia de Granada por impulso de Isabel y su confesor,
fray Hernando de Talavera”, detalla Palma.
La transmisión de la devoción al rosario fue una constante en el reinado de Isabel y Fernando. “Tuvieron esa tradición muy presente y con ella buscaron asentar las bases del cristianismo”.
Por Pablo J. Ginés
Fuente: Cari Filii