Este 18 de septiembre, la comunidad benedictina del Valle de los Caídos celebraba el ingreso de fray José Antonio.
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| Con 25 años, fray José Antonio es el segundo miembro más joven de la comunidad benedictina del Valle de los Caídos |
Cuenta
a Religión en Libertad que su profesión
temporal "ha sido un día realmente bonito, después de mucha preparación,
para poder entregarme al
Señor y vivir la vocación monástica en su plenitud".
Desea
que la entrega "sea total": "ser fiel a los votos durante toda
mi vida, que me una a
Cristo con toda mi alma y que viva esa intimidad con el Señor que nos
pide nuestro padre San Benito".
Solo pudo decir `sí´ a una "llamada
directa del Señor"
Un
camino que para fray José Antonio comenzó al sentir "una llamada directa
del Señor": "te mira a los ojos y te dice: `sígueme´. Me di cuenta,
poco a poco, de que cuando
uno se va desprendiendo de todo, de la comodidad del mundo, acaba siendo una ganancia en la
auténtica fe".
Para
el joven monje, "estar crucificado con Cristo es lo único que el alma
realmente desea" y se pregunta: "¿Qué mejor que la vida monástica o
que vivir la cruz unido al Señor con la Virgen?. Una vida de oración, de entrega, de contemplación… es lo
que vi que en ese momento me pedía Dios, y a lo que por supuesto dije que
sí. Cuando uno experimenta el amor de Dios, solo puede decir que si".
Acompañado
por decenas de amigos y familiares, destaca que su primera perspectiva ahora es
"vivir una vida escondida
en el amor de Dios en la clausura, amar al Señor y vivir bien el
Oficio divino y la lectio divina".
A
lo largo de su juventud, el actual monje desarrolló no pocos apostolados
universitarios, y esta es una faceta que desea mantener activa.
Preguntado
por sus planes a futuro, explica que "se pueden plantear proyectos de tipo apostólico,
intelectual, poder trabajar la teología o la filosofía, que es lo que
estudié antes de ingresar… En esa línea me gustaría continuar, profundizando en
la auténtica sabiduría que lleva a Dios", añade el monje.
Oración, trabajo y lectio
divina: el día a día en la abadía
Como
explica la propia abadía, el día a día de un monje benedictino se reparte
esencialmente entre tres actividades complementarias: la oración, el trabajo y la lectio divina o
lectura espiritual hecha bajo la guía del Espíritu Santo para alimentar la
oración y conducir a la contemplación.
Además,
a partir del cuidado de esta lectio
divina, el monacato ha desarrollado de un modo muy importante
la atención a los estudios a lo largo de los siglos. De ahí la formación de grandes bibliotecas y
escuelas que en la época altomedieval salvaron la cultura grecorromana y
cristiana y sirvieron de fundamento para la creación de una nueva
cultura europea.
La oración del monje
comprende, por una parte, la oración comunitaria, donde los monjes cantan en el coro
alabando a Dios con salmos, himnos y cánticos. Comienzan con los Maitines y
Laudes al principio de la mañana, continúan con las “horas menores” o
intermedias de Tercia, Sexta y Nona y concluyen con las Vísperas y Completas
antes de acostarse. La celebración de la Santa Misa constituye "el verdadero núcleo espiritual
del día del monje" y éste dedica un tiempo más o menos largo a la
oración personal contemplativa.
En
cuanto al trabajo, los
monjes de la Abadía deben atender las distintas necesidades del monasterio,
como la panadería,
zapatería, sastrería, portería o tienda y cultivar los jardines y campos.
También se pueden desarrollar labores intelectuales y manuales en la biblioteca
y en la encuadernación y
no faltan monjes que con paciencia y constancia se entregan al estudio y la elaboración de libros.
Entre "la incertidumbre del
mañana" y la "confianza absoluta en Dios"
El
prior aprovechó la celebración de la memoria de los Beatos Mártires para
recordar el "estimulo" que suponen para la abadía. "Son un
ejemplo precioso que deben hacernos crecer en nuestra entrega diaria como
monjes benedictinos. Ellos nos
recuerdan nuestra misión especial de orar por España como monjes del Valle de
los Caídos".
"Querido
José Antonio: sabes bien que ser
monje en el Valle de los Caídos implica una forma de martirio, hoy por hoy,
incruenta" advirtió durante la profesión de votos el prior de la
abadía, fray Santiago Cantera OSB.
"Conlleva la incertidumbre humana del
mañana, pero una confianza absoluta en la amorosa Providencia de Dios, que
nunca nos abandona. Conlleva muchas veces ser incomprendido por quienes
desconocen el día a día de oración y trabajo que aquí se desarrolla, pero
también desarrollar la
hermosa experiencia del perdón, incluso a quienes nos hacen mal",
continuó el prior.
Preguntado
por el motivo de su decisión de esta abadía, fray José Antonio destaca y añade
algunos de los rasgos enumerados por el prior durante la ceremonia.
"Para
mí es muy importante por todo lo que representa. Además de la reconciliación,
los monjes de este monasterio ofrecemos
toda nuestra vida en oración por amor al Señor y por España, por lo que
también hacemos especialmente la Santa Misa", concluye el monje.
José María Carrera
Fuente: ReL
