Pese a la crisis de vocaciones generalizada, hay auténticos vergeles vocacionales, como demuestran las monjas de Iesu Communio en España, las dominicas de Nashville en Estados Unidos o las benedictinas de María.
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Seminaristas. Dominio público |
Los datos, de 2017, son semejantes a las
otras cuatro diócesis más grandes de los Estados Unidos (Chicago, Boston, Nueva
York y Houston). En el mismo año, se ordenaron 33 sacerdotes en total, para una
población de más de doce millones de católicos.
A
grandes rasgos, los Estados Unidos disponían de 58.000 sacerdotes en 1970, y su media de edad era de 35 años. Casi cuarenta años
después, destaca revista Omnes,
el total de sacerdotes se reduce a 41.000, con una media de 63.
Aunque
la crisis de vocaciones y la disminución de la población religiosa afectan
especialmente a algunas zonas de Estados Unidos, el fenómeno es global. En la Europa de 2018 había 2.675
sacerdotes menos que el año anterior, según el informe emitido por la
Congregación Vaticana para la Evangelización de los Pueblos en 2020.
El Annuarium Statisticum Ecclesiae de 2016, por último, sitúa a América del sur como el continente
con las tasas de vocación más bajas, limitándose a 5,13 seminaristas por
cada 100.000 católicos. “La dinámica de la consistencia sacerdotal, en
general, parece bastante decepcionante”, lamenta el mismo documento, pero
de 2018, que recoge una disminución de 2.371
seminaristas en 2018 respecto de 2015.
Para
tratar de paliar los efectos del invierno demográfico de la Iglesia, la
Conferencia Episcopal de los Estados Unidos ha propuesto en su página web diez estrategias para promover las vocaciones,
válidas para cualquier rincón del mundo.
Para todos los católicos:
1º Rezar por el aumento de las
vocaciones al sacerdocio y la vida consagrada
Jesús
dice en Mateo 9:38 “rogad al dueño de la mies que envíe obreros a su mies”. Si
queremos más sacerdotes, todos debemos pedirlo”.
2º Enseñar a los jóvenes a orar
El
Papa Benedicto XVI dijo que, a
menos que se les enseñe a orar, nuestros jóvenes nunca escucharán a Dios llamándoles
a establecer una relación más profunda con Él y no entrarán a formar parte del
discipulado de la Iglesia.
3º Invitar a jóvenes y adolescentes a
considerar la vocación al sacerdocio o a la vida consagrada
Un
comentario sincero y simple no debe subestimarse. Una manera fácil de hacerlo
puede ser recordado en pocas palabras, de una forma no invasiva para fomentar la disposición abierta a
una vocación religiosa.
4º Hazlo atractivo
Muestra
el sacerdocio como lo que realmente es, una llamada para ser un padre
espiritual de toda la familia de la fe. Del mismo modo, la vida consagrada para
una mujer joven es una llamada a estar unida a Cristo de una manera única y la
oportunidad de ser una madre espiritual de aquellos que encuentra en su vida y
servicio. El desafío para
los sacerdotes y personas consagradas es ser modelos jubilosos de su vocación.
5º ¡Predícalo!
Si
uno desea que una cultura vocacional eche raíces en las parroquias y hogares,
es importante que se hable constantemente de las vocaciones. Esto significa, en
primer lugar, que la gente
necesita oír al sacerdote hablar de vocaciones a través de homilías,
oraciones de los fieles y enseñanzas en clase. Las vocaciones fuera de la vista
están fuera de la mente.
Para los que están considerando su
vocación
6º Practica la fe
Todos
tenemos que recordar que el propósito más importante de toda nuestra vida es crecer en una relación profunda,
íntima y amorosa con Dios. Este es el primer paso para cualquier persona
joven que desee discernir cualquier llamada en la vida.
7º Entrar en el silencio
El
silencio es clave para la cordura y la integridad. Sólo podemos "escuchar"
la voz de Dios si estamos en silencio. Quita los auriculares de tu iPhone,
iPod e iTunes para escuchar a Dios. Cada día los jóvenes deberían tratar de
pasar 15 minutos en oración en silencio. Son estos momentos donde pueden
empezar a recibir una orientación clara en su vida.
8º Ser un buen discípulo
Algunos
obispos dicen: “No tenemos una crisis de vocaciones, tenemos una crisis de
discipulado”. Los jóvenes pueden llegar a ser verdaderos seguidores de Jesucristo sirviendo a los que les
rodean. Al descubrir su llamada al discipulado, también descubren su
llamada particular dentro de la Iglesia.
9º Pregúntale a Dios
Pregúntale a Dios que
es lo que Él quiere para tu vida. Él sólo quiere lo que es bueno para ti. Si,
de verdad estás llamado al sacerdocio o a la vida consagrada, estará en el
camino para encontrar una gran alegría y satisfacción.
10º "Just do it"
Si
siente que Dios le está invitando a “probarlo”, ingrese a la orden religiosa o
seminario. Recuerda, el seminario o convento es un lugar de discernimiento. No
vas a ser ordenado ni se te va a pedir profesar los votos por muchos años. Por
eso, se puede usar esta gran oportunidad para explorar la posibilidad de una llamada al sacerdocio o a la vida
religiosa.
J. M. Carrera
Fuente: ReL