El Cardenal Wyszyński aprovechó el periodo de su encarcelamiento para desarrollar un programa de renovación moral para la nación
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Cardenal Stefan Wyszyński junto al entonces Cardenal Karol Wojtyla, San Juan Pablo II |
La
ceremonia de beatificación en el Templo de la Divina Providencia de Varsovia ha
sido presidida por el Prefecto de la Congregación para las Causas de los
Santos, el Cardenal Marcello Semeraro, y los perfiles de los beatos han sido
presentados por el arzobispo metropolitano de Varsovia, el cardenal Kazimierz
Nycz.
El
Cardenal Stefan Wyszyński (nacido en 1901), joven sacerdote ya antes de la
guerra, se dio a conocer como un destacado activista social, experto en la
enseñanza social católica, fundador, entre otras, de la Universidad de
Trabajadores Cristianos de Włocławek y editor del “Ateneum Kapłański”, una
revista del más alto nivel. Gracias a estos logros, Pío XII le nombró obispo de
Lublin en 1946.
Wyszyński
fue nombrado Primado de Polonia, arzobispo metropolitano de Gniezno y Varsovia,
en noviembre de 1948. Además del cargo de Presidente de la Conferencia
Episcopal, era legado papal (en ausencia del nuncio) y tenía poderes especiales
que había recibido de la Santa Sede, tras su predecesor, el Cardenal August
Hlond, fallecido en 1948.
Esto
le permitió ejercer su jurisdicción sobre los territorios devueltos a Polonia
por Alemania y ocuparse de los católicos en la Unión Soviética. En enero de
1953 fue creado cardenal.
Encarcelamiento a pesar de una línea flexible
En
el contexto del creciente enfrentamiento con el régimen comunista, en abril del
1950 el Primado Wyszyński decidió firmar un “acuerdo” con el gobierno. La Santa
Sede lo juzgó negativamente, como demasiado conciliador.
Con
la firma de este documento, el Primado quería proteger a la Iglesia de Polonia
de un ataque frontal de los comunistas, como ocurrió en otros países del bloque
socialista. Gracias a su flexibilidad, la Iglesia polaca se salvó en el periodo
más difícil, el del estalinismo.
Sin
embargo, ante el intento de los comunistas de tomar el control de los
nombramientos en la Iglesia, pronunció el categórico: “¡Non possumus!” El 25 de
septiembre de 1953 fue detenido. Sin acusación, juicio ni condena, fue
encarcelado en varios lugares durante tres años, hasta el 28 de octubre del
1956.
Para la renovación moral de la
nación, un enfrentamiento victorioso con el régimen
.
Estaba convencido de que la condición para recuperar la libertad nacional era
un renacimiento moral y espiritual.
Los
pilares de este programa fueron la consagración de la nación a la Madre de Dios
(los Votos de la Nación en Jasna Góra en 1956), y luego el programa de la Gran
Novena, un trabajo pastoral y de oración de nueve años antes del milenio del
Bautismo de Polonia en 1966.
A
raíz de estas manifestaciones de miles de personas, que más tarde acompañaron
también las celebraciones del milenio del Bautismo de Polonia, los polacos
tenían una sensación de libertad que no podían disfrutar fuera de la Iglesia.
Así,
la Iglesia se convirtió en una autoridad cada vez más fuerte, incluso en una
guía informal para la nación. Esto condujo a una profundización de la religiosidad,
no sólo en el pueblo sino también en el entorno intelectual.
La
Iglesia salió victoriosa del enfrentamiento con el régimen ateo. Fue un
fenómeno único en Europa.
Además,
el Cardenal Wyszynski ayudó a la Iglesia católica en la URSS a sobrevivir. Ordenó
en secreto a sacerdotes para que trabajaran allí y les proporcionó ayuda.
Gracias a sus cuidados, la Iglesia greco-católica, liquidada y brutalmente
perseguida en el Estado de Stalin, sobrevivió en Polonia.
Sabia introducción del Vaticano II
Otro
de sus méritos fue la sabia y tranquila introducción de la renovación litúrgica
conciliar, que no provocó la característica “secularización” en muchas iglesias
de Occidente. El Cardenal Wyszyński participó activamente en los trabajos del
Concilio Vaticano II, asistiendo a las cuatro sesiones.
Pablo
VI le nombró miembro del Presidium del Concilio y, por iniciativa de los
obispos polacos en particular, el Papa proclamó a María Madre de la Iglesia.
Reconciliación entre Polonia y Alemania
A
nivel internacional, el cardenal Wyszyński fue, en la posguerra, uno de los
padres de la reconciliación germano-polaca lanzada por la famosa carta de 1965
de los obispos polacos a los obispos alemanes. Este papel de Wyszyński, así
como la autoridad ganada por la Iglesia de Polonia, allanó el camino para la
elección del cardenal Karol Wojtyła a la sede de San Pedro.
La espiritualidad del Cardenal
Uno
de los rasgos más característicos de la espiritualidad del cardenal Wyszyński
era su carácter mariano, definitivamente cristológico, que expresaba, entre
otras cosas, en su lema frecuentemente repetido: “Soli Deo per Mariam”. Había
tomado del místico francés San Louis Grignion de Montfort la idea de la
“esclavitud a la Santísima Virgen”, entregándose personalmente a María cuando
aún estaba en prisión.
La
culminación de este concepto fue la consagración por parte del episcopado de
toda Polonia a la esclavitud materna de María por la libertad de la Iglesia en
la patria y en el mundo, que tuvo lugar en Jasna Gora el 3 de mayo del 1966,
con motivo del Milenio del Bautismo de Polonia, con la participación de casi un
millón de creyentes.
Otro
rasgo característico del Cardenal Wyszyński era su disposición a perdonar
incluso a sus perseguidores.
Cuando
murió Bolesław Bierut, presidente comunista y perseguidor de la Iglesia,
Wyszyński celebró inmediatamente una misa por su alma en su capilla privada. En
su testamento escribió estas palabras: “Considero una gracia para mí el haber
podido dar testimonio de la verdad como preso político a través de un
encarcelamiento de tres años y haber sido capaz de no odiar a mis compatriotas
en el poder del Estado. Consciente de los agravios que me han hecho, les
perdono de corazón todas las calumnias con las que me honraron”.
Se
caracterizaba por un gran respeto a todas las personas, especialmente a las
mujeres, algo poco frecuente en la Iglesia de la época. Cuando una mujer
entraba en su despacho, incluso una señora de la limpieza, se levantaba para
mostrarle respeto.
Era
un testigo de los valores familiares. Era un defensor de la vida y consideraba
el aborto como una de las lacras más peligrosas. Fue un imparable defensor de
los derechos humanos contra un régimen opresor.
Apoyo prudente a la
“Solidaridad”
Cuando
estallaron las huelgas en la costa en agosto de 1980, pidió cautela por temor a
la intervención soviética, pero apoyó las demandas de los huelguistas. Apoyó al
nuevo sindicato independiente y autónomo “Solidaridad”, al tiempo que pidió a
sus dirigentes que dieran muestras de responsabilidad.
Murió
el 28 de mayo de 1981. Su funeral, al que asistieron el Secretario de Estado de
la Santa Sede, el Cardenal Agostino Casaroli (que sustituyó a Juan Pablo II,
hospitalizado tras el atentado) y representantes de muchas Conferencias
Episcopales, fue un gran acontecimiento al que asistieron varios cientos de
miles de personas.
Hacia la beatificación
El
proceso de beatificación del cardenal Wyszyński a nivel diocesano se empezó el
20 de mayo de 1989 y llegó a su fin el 6 de febrero de 2001. Sus expedientes
fueron enviados a la Congregación para las Causas de los Santos. El 18 de
diciembre de 2017, el Papa Francisco firmó el decreto sobre la heroicidad de
las virtudes.
El
29 de noviembre de 2018, el consejo médico de la Congregación declaró una
curación milagrosa por intercesión del cardenal, confirmada el 2 de octubre de
2019 por el Santo Padre. Se trata de la curación de una joven monja de 19 años,
que padecía un cáncer de tiroides.
Este hecho abrió el camino a su beatificación. La ceremonia estaba prevista para el 7 de junio del 2020, pero tuvo que ser aplazada debido a la pandemia.
Fuente: ACI