CUANDO EL QUE SE VA, SE QUEDA
Hola, buenos
días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
¡¡¡Hoy tenemos
fiesta grande!!! Es el día de Sto. Domingo, nuestro Fundador, y, además,
¡celebramos el Jubileo por el VIII centenario de su tránsito al Cielo! Lo
dicho: ¡solemnidad en grado superlativo!
Para tan
señalada ocasión, las sacristanas decidieron llevar a la iglesia una talla de
madera de Nuestro Padre. El punto estaba en que la imagen en cuestión se
encontraba bastante lejos de la iglesia, y no es ligera precisamente...
En ese momento,
yo pasaba por ahí, y me pidieron ayuda para “montar a Sto. Domingo en la
carretilla”. Así lo hicimos, y, como tiene partes desmontables, le quitamos la
aureola, el bastón, la Biblia y el perro para evitar accidentes.
Así íbamos, tan
contentas con nuestra carretilla y nuestro Santo, cuando, de pronto...
-¡¡¡Ay, ay,
ay!!! -grité- ¡¡¡Que perdemos el mundo!!!
En efecto, la
bola del mundo que tiene a sus pies, ¡también es desmontable, pero ninguna nos
dimos cuenta! Y, claro, con el traqueteo, ¡casi sale rodando!
Admito que
nunca me había fijado en ese detalle... ¡¡pero ahora no hago más que orar con
ello!!
Efectivamente,
Nuestro Padre, al morir, no quiso desentenderse de sus hijos, sino que, a modo
de despedida, les prometió: “Os seré más útil desde el Cielo”. Así pues, cuando
se marchó, no nos dejó huérfanos, sino que fue al encuentro del Señor llevando
en sus manos... ¡¡al mundo entero!!
Y de pronto he
caído en la cuenta que... ¡¡hay un Santo que ha prometido orar por mí!! Nuestro
Padre Domingo está delante de Cristo, ¡intercediendo hoy, ahora, por todos sus
hijos!
¡¡Y a ti te
ocurre lo mismo!! Los seres queridos que nos han precedido a la casa del Padre,
no se olvidan de nosotros al partir, ¡siguen amándonos! Y ellos rezan por ti,
¡¡delante de Cristo resucitado, en el altar del cielo!!
Nuestro mundo
no es algo que quedó atrás para ellos... porque el amor es más fuerte que la
muerte.
Hoy el reto del amor es agradecer. Sí, da gracias porque... ¡en el cielo ya se pronuncia tu nombre! Y no solo por los santos, pues dice san Pablo que Jesucristo “está a la derecha de Dios, intercediendo por nosotros” (cfr. Rm 8, 34). Si es impresionante saber que alguien en la tierra reza por ti, ¡imagina si quien reza es el Rey del Cielo! ¡Podemos caminar confiados, porque nuestro mundo está en Sus manos!
VIVE DE CRISTO
¡Feliz día!
Fuente: Dominicas de Lerma