En su discurso, el Papa señaló que le habían informado de que en 2020 “la colecta para Tierra Santa recaudó aproximadamente la mitad que en años anteriores”
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El Papa Francisco en una imagen de archivo. Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa |
El
Papa Francisco mostró su preocupación por la baja recaudación de la Colecta
para Tierra Santa de este año y pidió no quedarse indiferentes ante los
problemas de los cristianos de Oriente Medio y no permitir que las calles de
Jerusalén queden desiertas.
El Santo Padre
se expresó así durante la audiencia que concedió en el Vaticano este jueves 24
de junio a los participantes en la Asamblea de la Reunión de las Obras de Ayuda
a las Iglesias Orientales (ROACO), que se desarrolla en Roma del 21 al 24 de
junio.
En su discurso,
el Papa señaló que le habían informado de que en 2020 “la colecta para Tierra
Santa recaudó aproximadamente la mitad que en años anteriores”.
El Pontífice
achacó esta baja recaudación a los efectos de la pandemia de coronavirus y a
las medidas de confinamiento de la población para enfrentarla: “Ciertamente,
pesaron mucho los largos meses en los que la gente no pudo reunirse en las
iglesias para las celebraciones, pero también la crisis económica generada por
la pandemia”.
El Papa explicó
que los confinamientos han tenido un lado positivo, y es que “nos empuja a una
mayor esencialidad”. Pero “tampoco puede dejarnos indiferentes, pensando
también en las calles desiertas de Jerusalén, sin peregrinos que van a
regenerarse en la fe, pero también a expresar una solidaridad concreta con las
Iglesias y las poblaciones locales”.
Sobre el
conflicto entre Israel y Palestina, el Santo Padre expresó que “siempre soñamos
que se abra en el cielo el arco de la paz, que Dios dio a Noé como signo de la
alianza entre el cielo y la tierra y de la paz entre los hombres”.
En ese sentido,
lamentó que “demasiado a menudo, incluso recientemente, esos cielos están
surcados por artefactos que llevan la destrucción, la muerte y el miedo”.
Agradeció
también el Pontífice la preocupación del ROACO por la situación en Eritrea y en
Líbano. País, el primero, donde la Iglesia padece grandes dificultades por las
incautaciones del gobierno, y el segundo, donde se ha desatado una grave crisis
tras la explosión en el puerto de Beirut el 4 de agosto y que afectó a varios
barrios cristianos de la capital del Líbano.
El Papa se
refirió también al “el escándalo de diez años de conflicto” en Siria, con “los
millones de desplazados internos y externos, las víctimas, la necesidad de
reconstrucción que sigue siendo rehén de la lógica partidista y de la falta de
decisiones valientes por el bien de esa nación martirizada”.
El Obispo de
Roma reconoció que sigue con inquietud “la situación surgida con el conflicto
en la región etíope de Tigray, sabiendo que su alcance abarca también a la
vecina Eritrea. Más allá de las diferencias religiosas y confesionales, nos
damos cuenta de lo esencial que es el mensaje de Fratelli tutti cuando
las diferencias entre grupos étnicos y las consiguientes luchas por el poder se
erigen en sistema”.
Por último,
lamentó las heridas sufridas por Armenia recientemente, país que visitó en
2016, y agradeció los esfuerzos “para que la comunidad católica siga siendo
signo y fermento de vida evangélica”.
Por Miguel
Pérez Pichel
Fuente: ACI
Prensa