El grupo parlamentario del PSOE ha presentado en el Congreso una proposición de ley con el único objetivo de modificar el Código Penal para penar lo que consideran acoso a las mujeres que acuden a abortar
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Jóvenes de 40 Días por la Vida rezando en las inmediaciones de un abortorio |
La
creación de zonas burbuja
alrededor de los abortorios no es una novedad sino que ya aparecía en
el acuerdo programático de Gobierno que
formaron el PSOE y Unidas Podemos antes de comenzar la legislatura.
Finalmente,
el proyecto está siendo impulsado por los socialistas al pretender blindar los
abortorios e impedir que
los rescatadores salven miles de vidas, tal y como han hecho a lo
largo de estos años por toda la geografía española.
Para
ello, el Partido Socialista quiere añadir un nuevo artículo, que sería el 172
quater, del Código Penal que
establezca, entre otras cosas:
“El
que hostigue o coarte la libertad de una mujer que pretenda ejercer su derecho
a interrupción voluntaria del embarazo, promoviendo, favoreciendo, o
participando en concentraciones
en las proximidades de lugares habilitados para interrumpir embarazos,
causando un menoscabo en la libertad o intimidad de esta, será castigado con la pena de prisión de tres meses a un
año o de trabajos en beneficio de la comunidad de treinta y uno a
ochenta días”.
En
la exposición de motivos de esta proposición de ley el grupo socialista afirma
que “el acoso a los
centros sanitarios donde las mujeres interrumpen voluntariamente los
embarazos es una constante desde” la despenalización del aborto.
Para
justificar esta modificación del Código Penal, los socialistas se amparan en un informe elaborado en 2018 por
ACAI, es decir, la patronal del aborto en España, y precisamente la que se
enriquece con los casi 100.000 abortos que se realizan cada año en el país.
Además
de ser un informe
fabricado por una parte totalmente interesada en prohibir la labor de los
grupos provida, se trata tan sólo de una muestra de 300 entrevistas a
mujeres que han abortado. Y según ACAI, un 89% de ellas se habría sentido
acosada. “Miles de mujeres, se han visto increpadas, insultadas, coaccionadas o
amenazadas de algún modo”, explican los centros abortistas.
En
el proyecto se afirma que “estos
grupos organizados” tienen como objetivo "que las mujeres modifiquen su
decisión a través de coacciones, intimidación y hostigamiento”. Y por
ello, el PSOE ve “imprescindible garantizar una zona de seguridad alrededor de
los centros sanitarios que facilitan la interrupción voluntaria de forma que
quede garantizada la intimidad de las mujeres, su libertad y su seguridad
física y moral, así como su derecho a la libre circulación”.
Ante
la recurrente acusación de que son numerosas las denuncias de mujeres contra
los rescatadores, los Rescatadores Juan Pablo II, muy activos en Madrid,
aseguran: “A nosotros no
nos ha llegado ninguna. Por el contrario los rescatadores hemos ganado
juicios cuando se les ha agredido a ellos por parte del personal del abortorio.
Incluyendo multas que han tenido que pagar”.
Marta
Velarde, presidenta de los Rescatadores Juan Pablo II, recordaba en una
entrevista que por qué la patronal del aborto quiere acabar con ellos pese
a que “no coaccionamos” y “no tenemos ninguna denuncia contra nosotros”.
Aparte
del perjuicio económico que generan los rescatadores a los abortorios, los
rescatadores tienen claro que detrás de esta medida se ocultan otras más
graves. Por un lado, cientos
de niños salvados tan sólo por los Rescatadores Juan Pablo II ponen
de manifiesto que muchas mujeres no quieren abortar y que en realidad son ellas
las que en muchos ámbitos son
presionadas a abortar. En cuanto ven una pequeña luz se agarran a
ella para no abortar.
Una creencia errónea
La
propia Velarde explicaba que “esa
creencia de que la mujer ya tiene decidido abortar cuando acude no es muy
cierta, es un concepto que tiene la gente cuando viene a rescates. Cuando
viene ve que la mujer lo que quiere es una mano tendida. Es muy impresionante
porque todas las que salen del abortorio nos escuchan. Todas”, cuenta Velarde.
“Nosotros
nos colocamos bastante lejos. A
treinta o cuarenta metros del abortorio. Y les decimos que están en su libertad
de entrar o no. Y todas nos escuchan”, recalca.
Pero
el otro motivo, más grave si cabe, es el intento de los abortorios de mantener e incluso ampliar la
impunidad si logran conseguir su objetivo de prohibir la labor de los
rescatadores cerca de sus centros.
"Vemos muchas cosas que no quieren
que veamos"
Contestando
a esta ofensiva, los propios rescatadores avisan desde su web: “Vemos muchas cosas que los
abortorios no quieren que veamos”. Y esta puede ser una de las claves.
Sobre
este punto, Marta Velarde relataba que “al estar en las cercanías de los abortorios nos enteramos de
muchas cosas que hacen allí. Hemos visto ataúdes de adultos sacados
por la funeraria de dentro del abortorio. Y las fotos nos las hemos hecho
nosotros, si no los vecinos”.
Y
pone un ejemplo. Tan sólo
del abortorio Dator y en un solo mes tenían las fotos de dos ataúdes saliendo.
“Y si nosotros tenemos de dos, ¿cuántos habrá?”, se pregunta. La salida de uno
de estos ataúdes se produjo a las 18 horas y la gente empezó a hacer fotos.
Cuenta Marta Velarde que “el abortorio llamó a la Policía Nacional y bloqueó
toda la calle con furgones para que nadie accediera”. “Nosotros nos enteramos porque la gente sabe que estamos por
ahí. Los vecinos nos ayudan mucho”, afirmaba ella.
J. Lozano
Fuente: ReL