Adrienne Alessandro, madre de familia y divulgadora científica
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Adrienne Alessandro en su trabajo en la NASA - sabe sobre comunicar cosas complicadas, también la fe |
La Universidad Pontificia de la Santa Cruz en Roma (la
Santa Croce, en italiano) es conocida, entre otras cosas, por su prestigiosa Facultad de
Comunicación Institucional. Ahí se formó en 2007 y 2008 la
estadounidense Adrienne Alessandro, que luego sería una de las responsables de comunicación
de la NASA, la agencia espacial del gobierno norteamericano, centrándose en
comunicar las actividades del Centro de Vuelo Espacial Goddard (Goddard Space Flight Center).
Niña de misa diaria,
rosario y home schooling
"La fe y la práctica religiosa impregnaron la vida diaria de
nuestra familia. Mi mamá
me llevaba a misa diaria y me animaba a acompañarla a rezar el rosario. Cuando
mis padres se enteraron de que las escuelas públicas locales estaban introduciendo
elementos de educación sexual desde el primer grado, me sacaron para educarme en casa, lo cual fue un paso bastante
radical para principios de los noventa. La fe era algo tangible para
nosotros. De pequeña era tímida y sensible, me sentía mucho más cómoda
observando a los demás que contando mis historias. Con estas características
personales, en alguna
ocasión pensé si Dios me estaba pidiendo ingresar en una orden religiosa",
explica Adrienne.
Ante la tumba de San
Pedro, Dios resolvió sus dudas
"Después de un
tiempo en el que, desafortunadamente me aparté de Dios, finalmente
encontré un lugar donde me sentí en paz: la Basílica de San Pedro, en Roma. Me
encontraba en la Ciudad Eterna para realizar un semestre de estudios. En una de
las visitas guiadas, contemplé
el lugar donde reposan los huesos de San Pedro: un hombre que había caminado
con Cristo y había abrazado su Cuerpo. Pensé que el primer Papa había
entendido el verdadero significado de la vocación. Le dijo que sí a Dios una y
otra vez, incluso después de haberle negado", señala Adrienne.
"Así que, le
pedí a Dios (nuevamente) que terminara mi confusión vocacional.
Inmediatamente después sentí
una paz profunda, algo literalmente de otro mundo: por fin veía iluminada
con claridad mi vocación al matrimonio y nunca volví a tener ninguna duda al
respecto".
Estudiar algo que
impactara al mundo
Después de dos años en un trabajo administrativo gris
("interminables horas haciendo fotocopias y reservando vuelos de
compañeros de trabajo lentamente ahogaron la creatividad en mi alma") optó
por ir a Roma a la Pontificia
Universidad de la Santa Cruz, para aprender Comunicación institucional. De
allí menciona a los profesores Daniel Arasa y
José María La Porte: "me hicieron sentir inmediatamente como en mi
casa".
"Aprendí
a usar una cámara de video, a escribir guiones comerciales y a editar archivos
de audio: ¡me encantaba todo! Las clases de capacitación en los medios de
comunicación fueron mis favoritas porque me desafiaron a anticipar y explorar argumentos en contra de la
fe y a crear respuestas racionales y adecuadas", detalla.
¿Cómo
servir a la Iglesia, tan herida?
Por otra parte, desde Roma podía
ver a la Iglesia con toda su universalidad pero también con sus fragilidades y
miserias. Y eso le hizo pensar. "Me pregunté: ¿qué podría hacer, a nivel
personal, para ser un
miembro más fuerte y santo del Cuerpo de Cristo y ayudar a sanar esta hermosa y
rota Iglesia? Todavía pienso en estas preguntas hasta el día de hoy,
especialmente a la luz de los escándalos de abuso sexual en todo el mundo que
han hecho que muchos otros cuestionen su fe. Y creo que la Pontificia
Universidad de la Santa Cruz me dio las herramientas que necesito, personal y
profesionalmente, para ayudar a abordarlo".
Concreta dos enseñanzas que
siempre le han servido para comunicar: "Primero, gánate la confianza y construye una relación sólida con los
ejecutivos de tu equipo si quieres ser un comunicador eficaz y preciso.
Y segundo, siempre, ¡siempre!
ten en cuenta a tu audiencia".
Considera, además, que la fe
católica ayuda al comunicador a esforzarse en tener "amabilidad y
consideración por el tiempo y los talentos únicos de los demás, respeto y
trabajar siempre por el bien de mi equipo".
En la
NASA, con grandes mentes
En la NASA trabajó con gente muy
inteligente, pero "por muy brillantes que fueran mis compañeros de
trabajo, necesitaban a alguien que pudiera captar su idea técnica y comunicarlo de una manera que la
gente corriente pudiera entender. Eso era algo que podía hacer. Me
encantó participar en sesiones de estrategia, donde podía ayudar al equipo a
identificar a su público objetivo y formular formas efectivas de llegar a ellos".
¿Cómo
evangelizar?
Esta experta comunicadora,
acostumbrada a explicar cosas difíciles de forma que se entiendan, cree que "cuando se predica con
honestidad, comprensión y convicción, el mensaje de Cristo permanece fresco y
convincente, incluso para los jóvenes, un grupo hambriento de
respuestas".
Por el contrario, "no podemos transmitir
lo que no tenemos, y en muchas parroquias y comunidades hemos perdido el
verdadero conocimiento de nuestra identidad católica: quiénes somos, qué
creemos y qué significa ser católico en la vida diaria. Las generaciones de católicos
actuales ya no pueden explicar las enseñanzas básicas, incluida la Eucaristía. Podemos
culpar a los demás o bien podamos mirar hacia adentro y considerar si yo,
personalmente, he levantado la voz últimamente para dar testimonio de
Cristo".
Y añade: "Necesitamos
campañas de base estratégicas, atractivas y de alcance, apoyadas por nuestros
obispos y líderes, para involucrar y catequizar tanto a los fieles como a los
más alejados. En particular, tenemos
que estar dispuestos a hablar con los jóvenes y conocer sus desafíos y sus
corazones. Los jóvenes pueden ser escépticos o resistirse a mensajes
amplios e impersonales, pero el acompañamiento es de gran ayuda para responder
sus preguntas y fomentar la comprensión del amor de Cristo y el propósito de
sus vidas".
Para muchas personas,
especialmente jóvenes, anima
a "identificar las heridas personales y buscar la sanación de Dios en su
vida, ya sea a través de acompañamiento o terapia. Dios nos ha dado
herramientas tanto espirituales como humanas para estar en paz".
Lo
disfuncional: lenguaje legalista, peleas en las redes...
Entre los problemas de
comunicación de la fe, destaca la crisis por los abusos, a la que muchos
jerarcas respondieron sin empatía ni eficacia, "en un lenguaje legal protector, rancio y
evasivo".
Tampoco dan buen ejemplo los católicos "muy
divididos en muchos temas, atacándose en las redes sociales y todo en
nombre de… ¡Jesús!". Las redes en sí mismas fomentan la descortesía.
"Muchos de nosotros (incluido yo misma), a menudo nos olvidamos de ponernos la armadura de Cristo
antes de entrar en Internet".
Adrienne Alessandro recuerda las
preguntas que hará Jesús el Día del Juicio: "¿cuándo me alimentaste, me
diste de beber, me diste alojamiento, o me vestiste?" Y comenta: "La
santidad personal puede no ser una solución instantánea, pero ejercitar algunas
gracias adicionales es la herramienta más poderosa que tenemos los católicos
para provocar un cambio".
Con
tres hijos menores de 3 años
Adrienne y su marido atraviesan una etapa agotadora de la vida:
tener dos niños menores de tres años y uno más en camino. Como padres,
son el modelo para sus hijos de cómo Dios ama y educa. ¿Le hubiera gustado ser
madre en otra época, de vecindarios seguros y sin pornografía en la red? Sí,
pero cada época tiene sus
retos, señala. "Intento confiar en que Dios me dará la sabiduría
y las palabras que necesito para pastorear a estos pequeños por la vida hasta
el cielo".
La web de CARF (Carfundacion), que
fomenta la reflexión sobre
la vocación y el apoyo a las vocaciones cristianas
CARF
Fuente: ReL