Inadaptada
Me encanta
sentir cada vez más cerca el verano... sin embargo, en esta época, tal
“sentimiento” viene y va como la marea: un día amanece un sol radiante, al
siguiente casi nos nieva... Así llegamos al principal de los problemas: por la
mañana... ¡no sé qué ropa ponerme!
¿A que pensabas
que las monjas no teníamos que afrontar ese “desafío matutino”?
Evidentemente,
lo que me voy a poner encima no tengo que decidirlo: ¡el hábito! Sí, claro. El
punto es lo que va debajo: ¿un jersey gordo? ¿Dos finos? ¿Camiseta térmica?
Te parecerá una
cuestión bastante tonta, ¡pero es de una importancia vital! Pues, te pongas lo
que te pongas, ¡luego no puedes añadir ni quitar! Una chaqueta, por ejemplo, a
cualquiera puede servirle para adaptarse a los cambios de temperatura, ¡¡pero
yo encima de cualquier prenda, llevo el hábito!! Ponerse o quitarse ropa, ¡no
es tan simple! Con el hábito, la ropa que te pones, ¡tienes que asumirla por un
buen rato!
Y, mientras me
vestía para venir a Laudes, he caído en la cuenta de que Cristo también quiso
“ponerse un hábito”. Si el hábito representa la estabilidad, él quiso que su
amor por ti fuera estable. Se comprometió a seguir amándote, a continuar
contigo. Por mucho que varíe el clima, no te soltará.
Su Amor por ti
no cambia. No se adapta a las circunstancias. Se comprometió contigo aunque eso
le llevase a pasar frío en Belén... o sudar sangre en Getsemaní. Fue su forma
de demostrarte que, pase lo que pase, no te dejará ni te abandonará.
Cristo ha hecho
que tu destino sea también el Suyo. Y ha querido vivir a tu lado cada instante,
cada momento. Puedes fijarte en los “cambios de temperatura” que hay a tu
alrededor... o en la roca firme de Su amor. No hay nada más estable que caminar
con Alguien a quien no puedes decepcionar, porque no te valora por lo que
haces... sino que te ama por quien eres.
Hoy el reto del
amor es disfrutar del amor de Cristo. Tu percepción puede variar, ¡igual que el
tiempo! Un día puedes sentir solo el silencio, al siguiente te parece tocar el
Cielo con los dedos... Pero hay algo que permanece. Jesús dijo: “Yo soy el
mismo ayer, hoy y siempre”. Sientas frío o calor, ¡su Amor por ti es infinito!
Saboréalo, ¡y vive tu día con Él! ¡Feliz día!
VIVE DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma