Luis Cañas. Foto cedida por Luis Cañas |
Con
los sacramentos de la Eucaristía y la Reconciliación, Cañas tan solo aspiraba
ya a cruzar la Puerta Santa. Estaba previsto que la abriera unas horas después
el arzobispo de Santiago.
La
ceremonia comenzó a las 16:30 horas. En la homilía de la Misa que siguió a la
apertura, monseñor Julián Barrio instó a «afrontar» las «circunstancias
especiales» de este Jacobeo marcado por la COVID-19 con una «esperanza
cristiana» que «es audaz y sabe mirar más allá de la comodidad personal, de las
pequeñas seguridades y compensaciones que acortan el horizonte, para abrirse a
grandes ideales que hacen la vida más digna».
El
Año Santo, añadió el prelado, «no es una huida espiritualista sino un
compromiso para discernir cristianamente la realidad, en medio de la crisis
antropológica, espiritual, cultural y sanitaria en la que se han visto
radicalmente sacudidas las certezas fundamentales que conforman la vida de los
seres humanos». Ante este panorama, aseveró, «hacer presente a Dios es un bien
para la sociedad».
20
peregrinaciones
Sin
embargo, el peregrino no pudo acercarse al templo jubilar. La Policía Nacional
le impidió el paso. «Tenían la catedral cerrada perimetralmente y solo
levantaron el cerco poco después de las 20:00 horas». Entonces Luis Cañas pudo
ganar el jubileo. Fue la quinta persona en atravesar la Puerta Santa, pero el
primero en hacerlo en calidad de peregrino.
Un
día después, este bibliotecario que trabaja en el centro asociado de la UNED de
Cuenca asistió a su primera Misa de 2021 en la recién restaurada catedral
compostelana. «La Eucaristía estaba programada para las 12:00 horas, pero yo
accedí a la nave central de la catedral a las 10:00 horas y estuve esperando
todo ese tiempo». Allí recibió la comunión de manos del nuncio apostólico del
Papa en España, Bernardito Auza. Solo después emprendió el camino de vuelta a
casa. A la física, porque a la espiritual ya había llegado con su «conversión
en el Camino de Santiago», asegura.
Con
este último periplo, Luis Cañas ya ha peregrinado 20 veces a Santiago. Su
primera caminata fue en el 2000. Un año antes –Año Santo también–, «me había
topado de casualidad con varios peregrinos en Asturias». Además, «soy
licenciado en Historia, especializado en Historia del Arte». Ambas experiencias
se juntaron y «me picó el gusanillo jacobeo».
Aquel
año, el peregrino conquense echó a andar desde su casa, pero tuvo que abortar
la caminata por la falta de señalización y de preparación. Entonces, se
trasladó en coche a Burgos y, desde allí, continuó andando a Santiago. A partir
de entonces «me metí en la asociación de Amigos del Camino de Santiago de
Cuenca –de la que hoy es vicepresidente–» y ha peregrinado anualmente a la
catedral, a pesar incluso del coronavirus.