Ayer nevó mucho en Lerma (como en
gran parte de España) y por la tarde Israel nos animó a ir a la huerta con la nieve.
La verdad es que lo pasamos
genial. Entre otras cosas, lo que no podía faltar era un muñeco de nieve y,
como este año es Año Jubilar Dominicano, pues... ¿qué mejor que hacer a Santo
Domingo?
Al ponernos manos a la obra,
resultó que la nieve estaba muy suelta y fina, por lo que costaba mucho hacer
una bola.
Es curioso cómo todo empieza por
algo pequeño. Lo primero que tuvimos que hacer fue una bola pequeña. El calor
de las manos hacía que se consolidara y, después, ya la podías rodar y, poco a
poco, se iba haciendo grande. Al final, entre todas, quedó muy gracioso.
Según lo estábamos haciendo me
daba cuenta de que todo había empezado en una bola pequeña, que esa bola grande
no sale de la nada, que toda obra de Dios tiene un comienzo pequeño. Haces una opción
por lo sencillo, y luego ya el Señor se encarga de rodar la bola, y la hace
grande. Pero a nosotros nos gusta que la bola sea grande y no esperar a, con
paciencia, ir creciendo. Una obra grande tuvo un comienzo pequeño.
Cristo ha puesto dentro de ti su
amor, su semilla de la gracia; déjala crecer. Muchas veces vivimos situaciones
donde tenemos que confiar en el Señor, y, confiando una y mil veces, tu fe se
convertirá en certeza.
No puedes tener certeza sin vivir
muchos actos de confianza. No puedes amar sin limites, sin vivir muchos
momentos de caridad. Cristo nunca te dará el árbol, Cristo te da la semilla.
Recuerda: lo pequeño es el principio de lo grande.
Hoy el reto del amor es cuidar
algo pequeño. Ora para entender qué es eso que valoras poco por ser pequeño, y
descubre que hay una grandeza en ello. Una llamada de teléfono, un mensaje,
poner la mesa, tirar la basura... algo pequeño que esconde grandeza.
VIVE DE CRISTO
Fuente: Dominicas de Lerma