
El
otro día, al llegar a Vísperas, descubrí que la iglesia estaba preciosa, con
tres enormes centros de flores: blancas, rosas, amarillas, moradas...
¡impresionante!
Resulta
que, las diferentes cofradías del pueblo, al celebrar su fiesta, decoran la
ermita o imagen correspondiente con centros de flores, pero, si al acabar queda
cerrada, nos traen los centros a nuestra iglesia, ¡y no dejo de sorprenderme
por ello!
Al
llegar a mi sitio, Joane me miró con los ojos brillantes de emoción.
-¿Has
visto? -me dijo- ¡Son por ti!
-¿Pero
no eran por la Virgen de la Piedad?
-Sí -me respondió sonriente- pero los han traído a nuestra iglesia precisamente hoy...
Y
es que ese día celebraba mi segundo aniversario de Profesión Solemne... ¡El
Señor (y su Madre) me habían llenado la iglesia de flores para celebrarlo!
Mira
que eran enormes, pero, si no llega a ser por Joane, con lo despistada que soy,
¡no me habría dado ni cuenta! Menos mal que el Señor me conoce y lo hace todo
bien: no solo me preparó el regalo, ¡sino que también me puso un ángel que me
lo señalara!
¡Y
cuántas veces Sus detalles de amor se nos pasan desapercibidos! O, quizá,
decimos “casualidad”, “coincidencia”... y dejamos que el regalo se marchite en
nuestras manos.
Bien
dice el refrán que “cuatro ojos ven más que dos”. Y si esto es verdad en la
vida cotidiana, ¡también lo es en la vida del espíritu!
Me
impresiona mucho el evangelio de la multiplicación de los panes y los peces.
Jesús no reparte la comida a la multitud, sino que se la entrega a los
discípulos, para que sean ellos los que la distribuyan. Cristo quiere llegar a
todos, y, al mismo tiempo, quiere que entre todos nos ayudemos.
Cristo
te conoce, y sabe que muchas veces puede resultarte difícil descubrir sus
señales, sus indicaciones. Sabe también de todos esos momentos en que necesitas
escuchar una palabra de ánimo, sentir esa palmada en la espalda... ¡y por eso
nos ha hecho el gran regalo de la mediación! Ha querido que personas normales,
como tú y como yo, ¡sean (y seamos) instrumentos de Su amor!
Hoy
el reto del amor es dar gracias al Señor por ese ángel que ha puesto a tu lado,
que tantas veces te señala el camino. Hoy ora por esa persona con la que puedes
abrir tu corazón, que te ayuda a descubrir a Cristo. Somos pobres, pequeños,
¡pero tenemos un Dios muy grande que nos cuida a todo detalle! ¡Feliz día!
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma