Eva Aguirre, logopeda del Instituto Coincidir, afirma que
algunos presbíteros padecen un cansancio de la voz debido a que no realizan una
respiración ni vocalización correcta
Eva Aguirre, logopeda |
Aguirre se ocupa de la evaluación de niños,
adolescentes y adultos que tienen algún problema a nivel de lenguaje o del
habla, de la voz o de la comunicación.
Seminaristas y sacerdotes
También ha tratado a seminaristas y
sacerdotes. “Si en el seminario se detecta a algún candidato dificultades en el
lenguaje, los formadores suelen ponerse en comunicación con expertos.
Normalmente, los problemas suelen estar relacionados tanto con el lenguaje
escrito como con la comunicación oral, por ejemplo, a la
hora de organizar las ideas, elaborar el discurso, fluidez en el habla, buena
vocalización o pronunciación de ciertas letras como la r”, explica esta experta
a Religión
Confidencial.
Según
Eva Aguirre, sería muy positivo que, en los seminarios, además de la formación
doctrinal que reciben los seminaristas, pudieran trabajar en técnicas de
logopedia, “no como una asignatura, pero sí cómo algún curso de formación con
nociones de técnica vocal así como de comunicación.
Algunos sacerdotes que ha atendido acuden a
sesiones de logopedia para tratar alguna patología de la voz que presenta
nódulos, o bien, no llegan a tener patologías pero sí llegan a padecer un
cansancio de la voz debido a que no realizan una respiración correcta ni una vocalización adecuada.
“Trabajamos estos aspectos para evitar agotamiento vocal o nódulos vocales”,
expresa.
Mejorar el ritmo de su discurso
Otros sacerdotes acuden a sus sesiones para
mejorar la velocidad y el ritmo en el discurso.
“Creo
que a algunos presbíteros les vendría bien sesiones de logopedia de cara a
mejorar la técnica vocal, es decir, trabajar en
aspectos de relajación, respiración, vocalización y la impostación de la voz porque a
alguno de ellos no se les entiende bien en sus homilías. Algunos sin ser
conscientes, hablan en un tono más grave o más agudo de lo que le corresponde a
su tono óptimo y conversacional”, explica Eva Aguirre.
A la hora de mejorar la impostación de la
voz, desde el Instituto Coincidir trabajan para conseguir
ese tono óptimo y conversacional en una escala de notas en el piano donde consiguen que la voz
mejore y que el oído se acostumbre a trabajar en la tesitura que le es más
cómoda en su configuración vocal que tiene esa persona concreta.
“Respecto
a las homilías, también se puede adquirir habilidades de oratoria y de
lenguaje para
que las pláticas sean más interesantes y que el sacerdote conecte mejor con el
pueblo. Es interesante que los presbíteros conozcan estas prácticas”, subraya
la logopeda.
Inseguridad y falta de asertividad
Además, Eva Aguirre trata a niños, adultos
y adolescentes a mejorar distintas dificultades en el aprendizaje relacionadas
con trastornos del desarrollo del lenguaje o del habla, dislexias o
dificultades en la pronunciación.
También en el campo de la comunicación se
trabajan distintos tipos de problemas entre padres e hijos, dificultades en las
habilidades sociales o a la hora de hablar en público. Todas estas dificultades
pueden estar relacionadas con componentes emocionales como inseguridad, falta de asertividad o
comportamientos de impulsividad.
“Los problemas del lenguaje y la
comunicación no vienen solos,
a veces se produce por una sobre exigencia en casa que puede acarrear baja
autoestima, lo que conlleva a una dificultad en comunicarse bien con sus
iguales. Además, la persona puede generar pensamientos negativos: no tengo nada
que aportar, no tengo nada que decir, soy tonto”, explica Aguirre.
Heridas afectivas
Por lo tanto, al igual que la película “El
discurso del Rey”, las personas con dificultad en el habla deben afrontar ese
tipo de problema emocional que pueden causar inseguridad en el habla. Por esta
razón, es importante conocer qué es lo que le está causando este problema o
dificultad a nivel emocional y para ello, se necesita un diagnóstico que incluya
los puntos fuertes y débiles de la persona, se evalúan aspectos a nivel emocional,
afectivo y psicológico.
Así
mismo, las heridas afectivas pueden causar trastornos
en el habla y en
la comunicación hasta unas habilidades sociales empobrecidas. “Por eso, es
importante una terapia conjunta de psicología y logopedia donde la psicología
ayude a la persona a reconocer y sanar sus heridas y la logopedia le ayude a poner
nombre y a poner sus emociones y le ayude a mejorar su forma de comunicarse
consigo mismo y con los demás”, explica la experta.
En
esta línea, Eva Aguirre concluye que las ciencias humanas están al servicio del
hombre y “Dios quiere que nos sirvamos de ellas en tanto en cuando nos ayuden a
relacionarme como persona en relación con Dios, con los demás y conmigo mismo”.
Fuente: ReligionConfidencial