La sangre, en estado sólido durante todo el año, se licuefacciona sin intervención humana. Esto ocurre en la víspera del aniversario de su martirio, o sea, cada 26 de julio
Médico
nacido en Nikomedia (actual Turquía). Fue decapitado por profesar su fe
católica en la persecución del emperador romano Diocleciano, el 27 de julio del
305. Lo que se sabe de San Pantaleón procede de un antiguo manuscrito del siglo
VI que está en el Museo Británico.
Pantaleón
era hijo de un pagano llamado Eubula y de madre cristiana. Pantaleón era
médico. Fue médico del emperador Galerio Maximiano en Nicomedia. Conoció la fe
pero se dejó llevar por el mundo pagano en que vivía y sucumbió ante las
tentaciones, que debilitan la voluntad y acaban con las virtudes, cayendo en la
apostasía.
Un
buen cristiano llamado Hermolaos le abrió los ojos, exhortándole a que
conociera "la curación proveniente de lo más Alto", le llevó al seno
de la Iglesia. A partir de entonces entregó su ciencia al servicio de Cristo,
sirviendo a sus pacientes en nombre del Señor. En el año 303, empezó la
persecución de Diocleciano en Nikomedia. Pantaleón regaló todo lo que tenía a
los pobres.
Algunos
médicos por envidia, lo delataron a las autoridades. Fue arrestado junto con
Hermolaos y otros dos cristianos. El emperador, que quería salvarlo en secreto,
le dijo que apostatara, pero Pantaleón se negó e inmediatamente curó milagrosamente
a un paralítico para demostrar la verdad de la fe. Los cuatro fueron condenados
a ser decapitados. San Pantaleón murió mártir a la edad de 29 años el 27 de
julio del 304. Murió por la fe que un día había negado.
Como
San Pedro y San Pablo, tuvo la oportunidad de reparar y manifestarle al Señor
su amor. Las actas de su martirio nos relatan sobre hechos milagrosos: Trataron
de matarle de seis maneras diferentes; con fuego, con plomo fundido,
ahogándole, tirándole a las fieras, torturándole en la rueda y atravesándole
una espada. Con la ayuda del Señor, Pantaleón salió ileso.
Luego
permitió libremente que lo decapitaran y de sus venas salió leche en vez de
sangre y el árbol de olivo donde ocurrió el hecho floreció al instante.
Podría
ser que estos relatos son una forma simbólica de exaltar la virtud de los
mártires, pero en todo caso, lo importante es que Pantaleón derramó su sangre
por Cristo y los cristianos lo tomaron como ejemplo de santidad.
En
Oriente le tienen gran veneración como mártir y como médico que atendía
gratuitamente a los pobres. También fue muy famoso en Occidente desde la antigüedad.
Se conservan algunas reliquias de su sangre, en Madrid (España), Constantinopla
(Turquía) y Ravello (Italia).
El Milagro de su sangre
Una
porción de su sangre se reserva en una ampolla en el altar mayor del Real
Monasterio de la Encarnación en Madrid de los Austrias, junto a la Plaza de
Oriente, Madrid, España. Fue tomada de otra más grande que se guarda en la
Catedral italiana de Ravello. Fue donada al monasterio junto con un trozo de
hueso del santo por el virrey de Nápoles.
En
Madrid lo custodian las religiosas Agustinas Recoletas dedicadas a la oración.
Hay constancia de que la reliquia ya estaba en la Encarnación desde su
fundación en el año 1616. La sangre, en estado sólido durante todo el año, se
licuefacciona sin intervención humana. Esto ocurre en la víspera del
aniversario de su martirio, o sea, cada 26 de julio.
Así
ha ocurrido cada año hasta la fecha de este escrito, 2005, cuando se celebran
1700 años de su martirio. En ese año el milagro tuvo lugar mientras las
religiosas oraban en el coro del templo y ante la presencia de cientos de
visitantes. El monasterio abre las puertas al público para que todos sean
testigos.
En
algunas ocasiones, la sangre ha tardado en solidificarse para señalar alguna
crisis, como ocurrió durante las dos guerras mundiales. Muchas veces se ha
intentado explicar el fenómeno mediante mecanismos netamente naturales, como la
temperatura o las fases de la luna. Sin embargo, ninguna de las explicaciones
ha resultado satisfactoria para la ciencia.
La
iglesia no se ha definido sobre el milagro. Las hermanas dicen sencillamente
que es "un regalo de Dios". Para facilitar la vista del público y
evitar el deterioro de la reliquia, en el 1995 las monjitas instalaron
monitores de televisión que aumentan diez veces la imagen de la cápsula que
contiene la sangre del santo.
Fuente: ACI