El
orden es fuente de paz
Hola,
buenos días, hoy Lety nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Desde
que empezamos con las pulseras-detente, estamos bajando a trabajar a Comunidad.
Tengo asignada una mesa que cada día tengo que dejar recogida porque se usa
para más cosas; por ejemplo, los lunes y martes se deja la ropa limpia de las
monjas y cada una recoge la suya, o para cortar patrones de tela, para hacer
tazas... En definitiva, para mil cosas. Y todos los días saco mi trabajo y lo
vuelvo a ordenar, aunque llevaba unos días en que ordenaba... pero lo dejaba
extendido.
Hoy
miraba la mesa y no me daba paz. Me daba cuenta de que es verdad que ordenada
está, pero no está recogida, y, cuando uno ordena, no solo es dejarlo colocado,
sino dejar cada cosa en su sitio. Que ordenar es recoger.
Después
de colocar todo, ahora sí me daba paz. Y es que el orden de las cosas es fuente
de paz.
Cuando
el Señor nos creó, puso en nuestro organismo un orden para que todo funcione y
nuestra vida sea buena. Respiras y coges oxígeno, pasa por tus pulmones y sale
el dióxido de carbono, o, si te duele un brazo, responde a un sobreesfuerzo.
Porque todo en nosotros está bien hecho y con orden.
Esto
también nos pasa en nuestra vida interior: muchas veces no tenemos paz, nos
sentimos inquietos... y lo que ha pasado es que se ha desordenado nuestro
interior. Quizás estás dando prioridad a algo que no debes darle tanta
importancia, o quizás se te han invertido los valores... y esta falta de orden
en tu interior hace que no tengas paz.
Pero
no te quedes en que algo está desordenado: vamos manos a la obra, y vamos a
ordenar, a poner cada cosa en su sitio, y verás cómo la paz y la alegría
vuelven a nuestro interior. Además, cuando ordenas, haces más fácil la vida a
los demás. Porque, cuando vas a buscar algo y no está en su sitio, pierdes una
de tiempo... que por lo general te pones de mal humor. Mientras que, si lo
encuentras en su sitio, te saca una sonrisa.
Hoy
el reto del amor es dedicar diez minutos a ordenar, los primeros cinco a
ordenar tu vida interior y los otros cinco a ordenar tu casa. Que tengas un
feliz día.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma