Este 31 de marzo, en la Misa en Santa Marta, el Santo
Padre dirigiĆ³ su pensamiento a todos aquellos que en este periodo no tienen una
casa
En su homilĆa el PontĆfice invitĆ³ a contemplar a JesĆŗs
en la Cruz: el SeƱor ha tomado sobre sĆ mismo nuestros pecados para salvarnos.
En la Misa matutina celebrada – y transmitida en vivo
– en la Capilla de la Casa Santa Marta, este martes de la V Semana de Cuaresma,
el Papa Francisco recitĆ³ la antĆfona de entrada que nos da esperanza: “Espera
en el SeƱor y sĆ© fuerte; ten valor y espera en el SeƱor”. Al introducir la
celebraciĆ³n, el Santo Padre dirigiĆ³ su intenciĆ³n a todas las personas que en
este periodo no tienen una casa:
“Oremos hoy por aquellos que no tienen hogar, en este
momento en el cual se nos pide que estemos en casa. Para que la sociedad de
hombres y mujeres pueda tomar conciencia de esta realidad y ayudar, y para que
la Iglesia los acoja”.
En su homilĆa, comentando las lecturas de hoy tomadas
del Libro de los NĆŗmeros (Num 21, 4-9) y del Evangelio de Juan (Jn 8,21-30), el
Papa Francisco recuerda que JesĆŗs se hizo pecado para salvarnos. Ćl vino al
mundo para tomar nuestros pecados sobre sĆ: en la cruz no finge sufrir y morir.
Contemplemos a JesĆŗs en la cruz y demos gracias.
A continuaciĆ³n el texto de la homilĆa segĆŗn nuestra transcripciĆ³n y al
mismo tiempo te invitamos a seguir la Santa Misa (video integral) desde nuestro
canal de Youtube:
La serpiente no es ciertamente un animal simpƔtico:
siempre se asocia con el mal. Incluso en la revelaciĆ³n, la serpiente es el
animal que usa el diablo para inducir al pecado. En el Apocalipsis se llama, al
diablo, la antigua serpiente, la que desde el principio muerde, envenena,
destruye, mata. Por eso no puede salir. Si quieres salir como alguien que
propone cosas bellas, Ć©stas son fantasĆa: las creemos y asĆ pecamos. Esto es lo
que le pasĆ³ al pueblo de Israel: no pudieron soportar el viaje. Estaban
cansados. Y el pueblo hablĆ³ contra Dios y contra MoisĆ©s. Siempre es la misma
mĆŗsica, ¿no? "¿Por quĆ© nos sacaste de Egipto? ¿Para hacernos morir en este
desierto? Porque aquĆ no hay pan ni agua y estamos hartos de este alimento
ligero, el manĆ”". Y la imaginaciĆ³n – lo hemos leĆdo en los dĆas pasados –
siempre va a Egipto: "Pero, allĆ estĆ”bamos bien, comĆamos bien ...".
Y tambiĆ©n, parece que el SeƱor no podĆa soportar a la
gente en este momento. Se enfadĆ³: la ira de Dios se ve a veces... Y entonces el
SeƱor enviĆ³ entre el pueblo serpientes abrazadoras que mordĆan a la gente y
morĆan. "Un gran nĆŗmero de israelitas murieron." En ese momento, la
serpiente es siempre la imagen del mal: el pueblo ve en la serpiente el pecado,
ve en la serpiente lo que ha hecho el mal. Y se acerca a MoisƩs y le dice:
"Hemos pecado porque hemos hablado contra el SeƱor y contra ti. Suplica al
SeƱor que nos quite estas serpientes". Se arrepiente. Esta es la historia
en el desierto. MoisĆ©s orĆ³ por el pueblo y el SeƱor le dijo a MoisĆ©s: "Haz
una serpiente y ponla en un mƔstil de metal. Quien serƔ mordido y lo mire,
seguirĆ” en vida".
Me hace pensar: ¿pero no es esto idolatrĆa? AhĆ estĆ”
la serpiente, ahĆ, un Ćdolo, que me da salud... No se entiende. LĆ³gicamente, no
se entiende, porque esto es una profecĆa, es un anuncio de lo que va a pasar.
Porque tambiĆ©n hemos escuchado como una profecĆa cercana, en el Evangelio:
"Cuando hayan levantado al Hijo del Hombre, entonces sabrƔn que Yo soy y
que no hago nada por mĆ mismo". JesĆŗs levantado: en la cruz. MoisĆ©s hace
una serpiente y lo levanta. JesĆŗs serĆ” levantado, como la serpiente, para dar
la salvaciĆ³n. Pero el nĆŗcleo de la profecĆa es precisamente que JesĆŗs se hizo
pecado por nosotros. No ha pecado: se ha hecho pecado.
Como dice San Pedro en su carta: "LlevĆ³ nuestros
pecados sobre sĆ mismo”. Y cuando miramos al crucificado, pensamos en el SeƱor
que sufre: todo eso es verdad. Pero nos detenemos antes de llegar al centro de
esa verdad: en este momento, TĆŗ pareces el mayor pecador, TĆŗ te has hecho
pecado. Ha tomado sobre sĆ mismo todos nuestros pecados, se ha aniquilado a sĆ
mismo hasta ahora. La cruz, es verdad, es un tormento, estĆ” la venganza de los
doctores de la Ley, de los que no querĆan a JesĆŗs: todo esto es verdad. Pero la
verdad que viene de Dios es que Ćl vino al mundo para tomar nuestros pecados
sobre sĆ mismo hasta el punto de convertirse en pecado. Todo pecado. Nuestros
pecados estĆ”n ahĆ.
Debemos acostumbrarnos a mirar el crucifijo bajo esta
luz, que es la mĆ”s verdadera, la luz de la redenciĆ³n. En JesĆŗs hecho pecado
vemos la derrota total de Cristo. No finge morir, no finge sufrir, solo,
abandonado... "Padre, ¿por quĆ© me has abandonado?". Una serpiente: Yo
soy levantado como una serpiente, como lo que es todo pecado.
No es fƔcil entender esto y, si pensamos, nunca
llegaremos a una conclusiĆ³n. SĆ³lo, contemplar, rezar y dar gracias.
Finalmente, el Papa terminĆ³ la celebraciĆ³n con la
adoraciĆ³n y la bendiciĆ³n EucarĆstica, invitando a realizar la comuniĆ³n
espiritual. AquĆ sigue la oraciĆ³n recitada por el Papa:
“Creo, JesĆŗs mĆo, que estĆ”s real y verdaderamente
en el cielo y en el SantĆsimo Sacramento del Altar. Te amo sobre todas las
cosas y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma, pero no
pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, ven al
menos espiritualmente a mi corazĆ³n. Y como si ya te hubiese
recibido, te abrazo y me uno del todo a Ti. SeƱor, no permitas que jamƔs
me aparte de Ti. AmĆ©n”.
Antes de salir de la Capilla dedicada al EspĆritu
Santo, se cantĆ³ la antigua antĆfona mariana Ave Regina Caelorum ("Ave
Reina del Cielo").
Vatican News