EL PAPA: A LOS COMUNICADORES SOCIALES, AYUDEN A LA GENTE A NO SENTIRSE AISLADA

En la misa de Santa Marta, Francisco dirige sus pensamientos a los trabajadores de la comunicaciĆ³n pidiĆ©ndoles que ayuden a la gente a soportar este perĆ­odo de aislamiento

En su homilĆ­a, recuerda que el discĆ­pulo de JesĆŗs es un hombre libre, un hombre de TradiciĆ³n y novedad, porque se deja guiar por el EspĆ­ritu Santo y no por ideologĆ­as.

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La antĆ­fona del miĆ©rcoles de la 5ĀŖ semana de Cuaresma es una oraciĆ³n de liberaciĆ³n: "LĆ­brame, SeƱor, de la ira de mis enemigos. Me elevas por encima de mis adversarios y me salvas del hombre violento" (Sal 17). El Papa Francisco, al introducir la misa de hoy en la Casa Santa Marta, dirige sus pensamientos a los que trabajan en los medios de comunicaciĆ³n:

"Hoy me gustarĆ­a que rezĆ”ramos por todos aquellos que trabajan en los medios de comunicaciĆ³n, que trabajan para comunicar, hoy, para que la gente no se encuentre tan aislada; por la educaciĆ³n de los niƱos, por la educaciĆ³n, para ayudarles a soportar este tiempo de encierro".

En su homilĆ­a, Francisco comenta el Evangelio de hoy (Jn 8, 31-42) en el que JesĆŗs dice a los judĆ­os: "Si permanecĆ©is en mi palabra, serĆ©is verdaderamente mis discĆ­pulos; conocerĆ©is la verdad y la verdad os harĆ” libres". Ser discĆ­pulo - dijo el Papa - significa dejarse guiar por el EspĆ­ritu Santo: por eso el discĆ­pulo de JesĆŗs es un hombre de TradiciĆ³n y novedad, un hombre libre, nunca sujeto a ideologĆ­as.

A continuaciĆ³n el texto de la homilĆ­a segĆŗn una de nuestras transcripciones:

En estos dĆ­as, la Iglesia nos hace escuchar el capĆ­tulo octavo de Juan: hay una discusiĆ³n tan fuerte entre JesĆŗs y los Doctores de la Ley. Y sobre todo, hay un intento de mostrar la propia identidad: Juan intenta acercarnos a esa lucha por aclarar la propia identidad, tanto la de JesĆŗs como la de los mĆ©dicos. JesĆŗs los pone en un rincĆ³n mostrĆ”ndoles sus contradicciones. Y ellos, al final, no encuentran otra salida que el insulto: es una de las pĆ”ginas mĆ”s tristes, es una blasfemia. Insultan a Nuestra SeƱora, la Virgen Santa

Pero hablando de identidad, JesĆŗs dijo a los judĆ­os que habĆ­an creĆ­do, les aconsejĆ³: "Si permanecĆ©is en mi palabra, sois verdaderamente mis discĆ­pulos". VolviĆ³ a esa palabra tan querida por el SeƱor que la repitiĆ³ muchas veces, y luego en la cena: "QuĆ©date". "Permanece en mĆ­". Permanece en el SeƱor. No dice: "Estudia bien, aprende bien los argumentos": lo da por sentado. Pero va a lo mĆ”s importante, lo que es mĆ”s peligroso para la vida, si no lo haces: quedarte. "Permanezcan en mi palabra". Y aquellos que permanecen en la palabra de JesĆŗs tienen su propia identidad cristiana. ¿Y cuĆ”l es? "Ustedes son verdaderamente mis discĆ­pulos". La identidad cristiana no es una tarjeta que dice "Soy cristiano", una tarjeta de identidad: no. Es el discipulado. TĆŗ, si permaneces en el SeƱor, en la Palabra del SeƱor, en la vida del SeƱor, serĆ”s un discĆ­pulo. Si no te quedas, serĆ”s uno que simpatiza con la doctrina, que sigue a JesĆŗs como un hombre que hace tanta caridad, es tan bueno, que tiene los valores correctos, pero el discipulado es la verdadera identidad del cristiano.

Pido al SeƱor que nos haga conocer esta sabidurĆ­a para que permanezcamos en Ɖl y nos haga conocer esa familiaridad con el EspĆ­ritu: el EspĆ­ritu Santo nos da libertad. Y esta es la unciĆ³n. El que permanece en el SeƱor es un discĆ­pulo, y el discĆ­pulo es un ungido, un ungido por el EspĆ­ritu, que ha recibido la unciĆ³n del EspĆ­ritu y la lleva a cabo. Este es el camino que JesĆŗs nos muestra para la libertad y tambiĆ©n para la vida. Y el discipulado es la unciĆ³n que reciben los que permanecen en el SeƱor.

Que el SeƱor nos haga comprender esto que no es fĆ”cil: porque los doctores no lo entendieron, no se entiende sĆ³lo con la cabeza; se entiende con la cabeza y el corazĆ³n, esta sabidurĆ­a de la unciĆ³n del EspĆ­ritu Santo que nos hace discĆ­pulos.

El Papa terminĆ³ la celebraciĆ³n con la adoraciĆ³n y la bendiciĆ³n eucarĆ­stica, invitĆ”ndonos a hacer la comuniĆ³n espiritual. AquĆ­ sigue la oraciĆ³n recitada por el Papa:

A tus pies, oh JesĆŗs mĆ­o, me postro y te ofrezco el arrepentimiento de mi corazĆ³n contrito que se abandona en su nada y en Tu santa presencia. Te adoro en el sacramento de tu amor, deseo recibirte en la pobre morada que mi corazĆ³n te ofrece. En espera de la felicidad de la comuniĆ³n sacramental, quiero tenerte en espĆ­ritu. Ven a mĆ­, oh JesĆŗs mĆ­o, que yo vaya hacia TĆ­. Que tu amor pueda inflamar todo mi ser, para la vida y para la muerte. Creo en Ti, espero en Ti, Te amo. Que asĆ­ sea”.

Antes de salir de la capilla dedicada al EspĆ­ritu Santo, se cantĆ³ la antigua antĆ­fona mariana Ave Regina Caelorum ("Ave Reina de los Cielos"):

“Salve, Reina de los cielos, y SeƱora de los Ć”ngeles; salve, raĆ­z; salve, puerta que dio paso a nuestra luz. AlĆ©grate, virgen gloriosa, entre todas la mĆ”s bella; salve, oh hermosa doncella, ruega a Cristo por nosotros”.


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