No
hay ninguna obligación de ver la misa cuando se ha dispensado de la
obligación, pero sí: ¡el tercer mandamiento aún se aplica!
Shutterstock |
A
la luz de la suspensión del culto público en muchos lugares, algunos católicos
se han encontrado preguntando: “¿Tengo que ver misa”?
En
otras palabras, dado que es imposible llegar a misa, ¿es pecado no tratar de
asistir virtualmente?
No,
no es necesario mirar la Misa en línea o por televisión (o escucharla en la
radio).
Para
aquellos que ya han expresado su frustración por los servicios de transmisión
lentos o sobrepoblados o los horarios inadecuadamente anunciados, está claro.
Aunque
muchos obispos han dispensado a los católicos de la obligación de ir a misa los
domingos (dispensar es el término legal para relajar la práctica normal),
estamos llamados a, lo mejor que podamos, mantener santo el domingo y las
fiestas.
Para
ello, recomiendo las siguientes prácticas:
1.
NO TRABAJES EL DOMINGO
Cuando
trabajas desde casa, será muy grande la tentación de permitir que el domingo
sea como los demás días. Lucha contra esto con todo tu corazón. El domingo
pertenece al Señor. No te permitas que el festivo te escape al ritmo de los
otros días.
2.
MIRA O ESCUCHA MISA
No,
no tienes que hacerlo, pero es digno de elogio. Si no puedes verlo en el tiempo
“en directo”, míralo más tarde en el día. Muchos lugares han puesto a
disposición videos archivados. Es mejor seguir la misa en vivo, pero si no te
es posible, puedes verla después de que suceda.
No
hay ninguna obligación de ver la misa cuando se ha dispensado de la
obligación, pero sí: ¡el tercer mandamiento aún se aplica!
3.
LEE LAS LECTURAS DEL DÍA
Puede
que en tu casa ver misa se parezca demasiado a otras actividades (películas,
video juegos, etc.). Podría ser que los niños participaran mejor en un servicio
de oración familiar. Si es el caso, lee las lecturas del domingo en voz alta.
Pueden escuchar una homilía grabada o hacer que un miembro de la familia
reflexione. También compartir intenciones de oración.
4.
REZA LA LITURGIA DE LAS HORAS
La
Liturgia de las Horas, también llamada Oficino Divina, es el ritmo de oración
bíblica y monástica de la Iglesia. Basado en las tradiciones de los primeros
cristianos que se reunían para recitar salmos y el Padrenuestro, este método de
oración continúa en todo el mundo.
5.
CAMBIA TU RUTINA
Tal
vez el domingo podrías hacer una regla de comida especial, o “no TV”, o tener
una noche de juegos. O vivir alguna devoción cuaresmal juntos, como rezar los
misterios dolorosos del rosario o el via crucis.
Mantener
santo el domingo significa reclamar tiempo para Dios. Esto se hace
principalmente en la adoración formal y oficial de la Iglesia, la Misa. El
sacerdote representa a Cristo y ofrece al Padre cada oración y bendición
celestial. Todavía podemos unir nuestros corazones al sacrificio de la Misa.
Todavía estamos llamados a santificar el domingo.
Este
es un momento de dificultad, privación y tristeza. Es parte de nuestra
Cuaresma: dirigirnos al desierto para sacrificarnos y orar como lo hizo Cristo.
Pidámosle
a Dios que haga fructíferos estos días. ¡Su gracia estará en el trabajo de
muchas maneras tranquilas y sorprendentes! ¡Roguemos al Señor que no nos lo
perdamos!
Patrick Briscoe OP