¡Son
fieles!
Hola,
buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Ayer,
a la salida del trabajo, Sión y yo nos fuimos a dar un paseo por la huerta. De
pronto, nos sorprendió escuchar el peculiar sonido de las cigüeñas (que, según
he buscado, se llama “crotoreo”).
Nos
llamó tanto la atención, que en seguida elevamos la mirada hacia la espadaña de
la iglesia para ver su nido, y nos dimos cuenta de qué era lo que les sucedía.
Allí
estaba la pareja defendiendo su nido de otra cigüeña que las rondaba
pretendiendo anidar allí. Las dos extendían sus enormes alas mientras emitían
su sonoro castañeteo (producido al entrechocar las mandíbulas sin parar) hasta
que aquel extraño se marchó.
Y,
qué impresionante, porque Sión me estuvo contando que la cigüeña es un animal
fiel, ya que cada año vuelve al mismo nido y siempre con la misma pareja.
¡Cuántas
enseñanzas esconde el Señor en sus criaturas! Y es que aquello me dio que
pensar. Porque, en el fondo, lo que aquellas cigüeñas realizaron esa mañana es
uno de los aspectos de la Cuaresma: ¡defender el nido!
En
ellas vi reflejado aquello que siempre decimos de que el amor también es una
decisión; pero toda decisión humana es muy frágil, y no vale de una vez para
siempre, sino que hay que ir cuidando ese amor cada día, alimentándolo, dándole
calor, defendiendo el nido para que en él podamos dar fruto.
Ellas,
desde que han llegado, preparan el nido, lo defienden y lo acomodan, y muy
pronto, hacia la primavera, veremos asomar por encima alguna cabecita más.
Eso
es precisamente la Cuaresma: volver al interior, cuidar el corazón, la relación
con el Señor, con tu marido o mujer, con tus hijos... ¡cuidar tu nido! El
Señor, que te ha dado ese Don, te dará las fuerzas para cuidarlo hasta el
final. Esto de la fidelidad y de defender el nido, que para los animales es
instinto, para nosotros es un Don que podemos acoger o rechazar. Él nos lo
regala, pero hemos de acogerlo libremente. Y, al acogerlo, casi sin darnos
cuenta, comenzaremos a vivir la Pascua, dando fruto con un corazón más fuerte,
más ensanchado, con mayor cabida a la entrega y al amor.
Hoy
el reto del amor es sorprender a los de tu nido con algo inesperado. Haz que se
sientan cuidados por ti, que tu gesto sea un reflejo del amor que sientes por
ellos...
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma