EL PAPA EN SANTA MARTA ORA POR QUIENES TRABAJAN EN SERVICIOS ESENCIALES

En la misa de Santa Marta, Francisco continĂșa rezando por los enfermos y dirige un pensamiento agradecido a aquellos que a travĂ©s de su trabajo permiten el funcionamiento de la sociedad en estos tiempos de emergencia

El Santo Padre reza a la Virgen MarĂ­a
En su homilĂ­a comenta el Evangelio del domingo: el diĂĄlogo de JesĂșs con la mujer samaritana que confiesa sus pecados. El Señor quiere con nosotros un diĂĄlogo sincero y transparente.

El Papa Francisco sigue celebrando la misa en la Casa Santa Marta en streaming en directo: lo harå de nuevo esta semana ante la emergencia del coronavirus que ha llevado a la suspensión, en Italia, de las misas con la participación de los fieles para evitar cualquier riesgo de contagio. Ayer por la mañana presidió la misa del tercer domingo de Cuaresma. Introduciendo la celebración, rezó por los enfermos y por aquellos que, en este difícil momento, garantizan los servicios esenciales con su trabajo.

Este domingo de Cuaresma rezamos todos juntos por los enfermos, por los que sufren. Y hoy quiero rezar con todos ustedes una oración especial por las personas que, a través de su trabajo, garantizan el funcionamiento de la sociedad: trabajadores de farmacias, supermercados, transportes, policías. Rezamos por todos los que trabajan para que, en este momento, la vida social, la vida de la ciudad, pueda continuar.

El Papa también oró por las familias, para que en estos tiempos difíciles mantengan la paz, la alegría y la fortaleza. También elevó una oración especial por las personas con discapacidades.

Luego el Papa leyĂł la antĂ­fona: "Mis ojos siempre estĂĄn puestos en el Señor, porque Él libera mis pies del encaje. VuĂ©lvase a mĂ­ y tenga piedad, Señor, porque soy pobre y estoy solo (Sal 24, 15-16).

En su homilĂ­a, Francisco comentĂł el Evangelio de este domingo que relata la conversaciĂłn entre JesĂșs y la mujer samaritana (Jn 4:5-15.19b-26.39a.40-42).

A continuaciĂłn, el texto de la homilĂ­a segĂșn nuestra transcripciĂłn y al mismo tiempo te invitamos a seguir la Santa Misa desde nuestro canal de Youtube:https://www.youtube.com/c/VaticanNewsES

El Evangelio nos hace conocer un diĂĄlogo, un diĂĄlogo histĂłrico - no es una parĂĄbola, esto ha sucedido - de un encuentro de JesĂșs con una mujer, con un pecador. Es la primera vez en el Evangelio que JesĂșs declara su identidad. Y se lo declara a un pecador que tuvo el coraje de decirle la verdad... Y luego con el mismo argumento fue a anunciar a JesĂșs: "Ven, tal vez sea el MesĂ­as porque me dijo todo lo que he hecho". No se fue con argumentos teolĂłgicos - como querĂ­a quizĂĄs en el diĂĄlogo con JesĂșs: "En esta montaña, la otra montaña" - se fue con su verdad. Y su verdad es lo que la santifica, la justifica, es lo que el Señor usa, su verdad, para proclamar el Evangelio: no se puede ser discĂ­pulo de JesĂșs sin su propia verdad, lo que somos.

No se puede ser discĂ­pulo de JesĂșs sĂłlo con los argumentos: "En esta montaña, en aquella otra". Esta mujer tuvo el coraje de dialogar con JesĂșs porque estos dos pueblos no dialogaban entre sĂ­. Tuvo el coraje de interesarse en la propuesta de JesĂșs, en esa agua, porque sabĂ­a que tenĂ­a sed. Tuvo el coraje de confesar sus debilidades, sus pecados; de hecho, tuvo el coraje de usar su propia historia como garantĂ­a de que Ă©l era un profeta. "Me dijo todo lo que hice".

El Señor siempre quiere un diĂĄlogo con transparencia, sin ocultar las cosas, sin dobles intenciones: "Yo soy asĂ­". Y asĂ­ le hablo al Señor, como soy, con mi verdad. Y asĂ­, desde mi verdad, por el poder del EspĂ­ritu Santo, encuentro la verdad: que el Señor es el Salvador, el que vino a salvarme y a salvarnos. Este diĂĄlogo tan transparente entre JesĂșs y la mujer termina con esa confesiĂłn de la realidad mesiĂĄnica de JesĂșs y con la conversiĂłn de ese pueblo, (ese campo) que el Señor vio rubio, que vino a Ă©l porque era tiempo de cosecha.

Que el Señor nos dé la gracia de rezar siempre con la verdad, de acudir al Señor con mi verdad, no con la verdad de los demås, no con verdades destiladas en argumentos...


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