Quinta meditación de los Ejercicios Espirituales de
Cuaresma en Ariccia, que Francisco sigue desde el Vaticano
El predicador jesuita Padre Bovati profundiza sobre el
tema de la Vigilia Pascual, una "travesía nocturna" que puede
intimidar y suscitar dudas sin el ancla de salvación representada por la
Palabra de Dios.
Hoy en día "la gente tiene miedo porque siente
que es polvo", el antídoto contra este miedo es sólo y exclusivamente la
Palabra de Dios que irrumpe en la historia de los hombres y los anima
concretamente, indicando el rumbo para "la travesía nocturna", sin
atajos ni varitas mágicas, especialmente "en el momento en que uno
experimenta dificultades o incluso desastres". Con estas palabras el
sacerdote jesuita padre Bovati, inició su meditación del 4 de marzo, en los
Ejercicios Espirituales celebrados en Ariccia que el Papa sigue desde el
Vaticano y que están inspirados en los textos extraídos del libro del
Éxodo (14, 1-31) y del Evangelio de Mateo (14, 22-32).
Como Moisés el
cristiano defiende a los débiles del desprecio de los "faraones"
"La finalidad general de esta jornada de oración
-explicó el predicador- es acoger el significado espiritual de algunos relatos
de la Escritura, sacando indicaciones que nos ayuden en la misión que el Señor
nos ha confiado con nuestra llamada sacerdotal y con la llamada de la
responsabilidad en la Iglesia".
En este sentido, el jesuita señaló, en
primer lugar, cómo la intervención del siervo de Dios está implicada y
promovida en la acción de Dios: "este título se le da a
Moisés al final del capítulo 34 del Deuteronomio y describe a Moisés como el
instrumento obediente y también valiente, dócil y al mismo tiempo activo de la
docilidad para con los demás. Moisés se nos ofrece como modelo a imitar y su
ejemplaridad brilla muy claramente también en el capítulo 14 del Éxodo".
Travesía nocturna
"Hemos dado a este encuentro nuestro
el título de travesía nocturna", recordó el Padre Bovati, subrayando que
esto "se aplica tanto al texto del Éxodo como al del evangelista
Mateo".
En
particular, el religioso hizo hincapié en que a través de la palabra
"noche" estamos llamados a entrar en una perspectiva de oscuridad que
implica dimensiones de inquietud, de desconcierto; "y al mismo tiempo, la
noche es el lugar del misterio, donde Dios se manifiesta".
Pero
también está el "aspecto del camino que, sin embargo, se presenta como una
travesía en la que nos enfrentamos a temas del corazón humano, del proceso de
aquellos que están en duda, intimidados, y por lo tanto piden la ayuda de la
Palabra de Dios".
Actualizando
el texto del Éxodo, el Padre Bovati señaló que "la idea de Dios" no
es la del atajo fácil: "el camino es largo y, de hecho, aparentemente
contradictorio", con un "retroceso" y "escollo" con
respecto al "viaje de liberación" considerado cuesta abajo. Incluso
puede suceder, señaló el predicador, que "el proceso de liberación sea
finalmente un engaño, una especie de trampa" que lleva a la protesta. Y
esto se puede ver en la historia de Moisés.
Un brazo extendido para ayudar a los que vacilan
"El ministerio de Dios es ante todo
misericordioso", reconoció el Padre Bovati, "porque es el camino que
lleva a la vida". Pero "es misericordioso también porque apoya a los
que tienen poca fe, a los que vacilan, a los que tienen miedo de
sucumbir". Así, el predicador insistió, en que en la historia vemos la
mano de Cristo, "una figura de la mano poderosa de Dios que llega al
hombre de poca fe, salvándolo de las olas y trayendo la paz a él y a toda la
barca, para que todos puedan acceder a la confesión de alabanza diciendo:
¡verdaderamente Tú eres el Hijo de Dios!"
Por
tanto, este brazo extendido hacia el brazo débil de los que vacilan, de los
incrédulos, de los débiles -advirtió el predicador- es también una tarea de la
caridad apostólica, porque éste es el camino de la figura del éxodo: "que
el brazo de Moisés se convierta en el brazo del siervo de Dios, para que dé,
como ministro del Altísimo, la salvación a la historia de la humanidad".
Para
concluir, el sacerdote jesuita sugirió tomar nuevamente el Salmo 124 como una
oración de alabanza al Señor que nos libera, que salva: "Él es el Creador,
que actúa, sin embargo, en la historia; Él es el Señor, y si no fuera por Él
habríamos perecido en las aguas profundas. Pero las aguas no nos han abrumado:
las ataduras se han roto y hemos sido liberados.
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