El objetivo del Santo Padre es que tengamos una economía en el mundo que sea socialmente justa, económicamente viable, ambientalmente sostenible y éticamente responsable
Basílica de San Francisco, Asis |
El Papa explica que Asís es el lugar apropiado para inspirar una nueva
economía, ya que fue allí donde Francisco se despojó de toda mundanidad para
elegir a Dios como la brújula de su vida, convirtiéndose en hermano de todos.
Su decisión dio lugar a una visión económica que sigue siendo pertinente hoy en
día.
Falta poco más de un mes para la reunión "La
Economía de Francisco", convocada por el Papa en mayo del año pasado, que
se celebrará los días 26, 27 y 28 de marzo en la ciudad italiana de Asís.
En esta ocasión, la pequeña ciudad de Umbría acogerá a
jóvenes economistas, empresarios, estudiantes de doctorado e investigadores. Ya
hay más de 2 mil registrados, con menos de 35 años, provenientes de 115
naciones del mundo, y Brasil es uno de los países con más registrados. Las
solicitudes son de más de tres mil y, por lo tanto, debiendo tener una
participación efectiva no inferior a esta cifra.
Este es un encuentro mundial para la economía de
Francisco, en referencia al Pobre de Asís que, en el siglo XIII, dejó su
fortuna para abrazar la igualdad y la naturaleza.
En su carta de invitación a jóvenes economistas,
empresarios y hombres de negocios de todo el mundo, publicada el 11 de mayo del
año pasado, el Papa Francisco explica que Asís es el lugar apropiado para
inspirar una nueva economía, ya que fue allí donde Francisco se despojó de toda
mundanidad para elegir a Dios como la brújula de su vida, haciéndose pobre con
los pobres y hermano de todos. Su decisión de abrazar la pobreza también dio
lugar a una visión económica que sigue siendo actual.
El Papa Francisco invitó a los jóvenes empresarios,
economistas, a Asís para hacer un pacto, en el espíritu de San Francisco, para
que la economía de hoy y de mañana sea más justa, fraterna, sostenible y con un
nuevo protagonismo de los excluidos de hoy.
Con este pacto se busca la construcción de nuevos
caminos que permitan la solución de los problemas estructurales de la economía
mundial. Para ello, es necesario cuestionar las "leyes" económicas
que producen desigualdad y exclusión, para entender que son fruto de decisiones
políticas y que, por lo tanto, pueden ser cuestionadas y transformadas.
Se trata de construir una nueva economía a la medida
del hombre y para el hombre. En resumen, el objetivo del Santo Padre es que
tengamos una economía en el mundo que sea socialmente justa, económicamente
viable, ambientalmente sostenible y éticamente responsable.
El evento contará también con la participación de
algunos especialistas invitados por Francisco para asesorar la reunión, entre
los que se encuentran, con presencia confirmada, el economista y filósofo
indio, Premio Nobel de Economía 1998, Amartya Sen; el economista y ensayista
estadounidense, de la Universidad de Columbia, Jeffrey Sachs; y el economista y
banquero bengalí, Premio Nobel de la Paz 2006, Muhammad Yunus, también conocido
como el banquero de Dios.
Al convocar el evento, Francisco declaró que "no
hay razón para tener tanta miseria. Necesitamos construir nuevos caminos".
De hecho, no hay falta de recursos o dinero en el mundo, lo que hay es una
falta de justicia y de compartir. Hoy en día, el 1% de la población mundial
posee más riqueza que el 99% restante.
El planeta produce suficientes alimentos para 11.000
millones de personas. La población mundial actual es de 7.600 millones de seres
humanos. Sin embargo, 851 millones de personas pasan hambre, según la FAO
(Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación).
El concepto de que no hay escasez de recursos ni de
dinero, sino falta de justicia y de compartir fue reiterado por el Papa a
principios de este mes (05/02), en un discurso a los participantes del Simposio
"Nuevas formas de fraternidad en la solidaridad, la inclusión, la
integración y la innovación", celebrado en el Vaticano.
Hablando con economistas, ministros de finanzas y
banqueros, Francisco señaló que el mundo es rico y, sin embargo, los pobres
crecen a nuestro alrededor, y que el nivel de riqueza y técnica acumulado por
la humanidad puede y debe acabar con la pobreza.
En su amplio y articulado discurso sobre diversos
temas, el Pontífice subrayó que el principal mensaje de esperanza que deseaba
compartir con los participantes en esa reunión era exactamente éste: que se
trata de problemas que se pueden resolver y no de la falta de recursos.
"Un mundo rico y una economía vibrante pueden y deben acabar con la
pobreza", dijo categóricamente.
Sin detenerme en este discurso, sólo destacaría el
pasaje en el que el Santo Padre señala que si hay pobreza extrema en medio de
la riqueza (a su vez riqueza extrema) es porque hemos permitido que la brecha
se ensanche hasta llegar a ser la más grande de la historia. Francisco trata
esta realidad hablando de estructuras de pecado (citando a San Juan Pablo II).
"Ustedes, que están tan amablemente reunidos
aquí, son los líderes y expertos financieros del mundo en economía", dijo
el Pontífice dirigiéndose directamente a los economistas, ministros de finanzas
y banqueros presentes en el evento promovido por la Academia Pontificia de
Ciencias Sociales.
"Ustedes saben en primer lugar cuáles son las
injusticias de nuestra actual economía global. Trabajemos juntos para poner fin
a estas injusticias", fue su exhortación, invitándolos a una nueva
arquitectura financiera internacional.
Es en este surco donde se propone la reunión del Papa en Asís el próximo
mes: construir nuevos caminos, una nueva economía adecuada al hombre y para el
hombre, socialmente justa, económicamente viable, ambientalmente sostenible y
éticamente responsable.
Raimundo de Lima - Ciudad del Vaticano
Vatican News