Su carisma
El movimiento de
Fe y Luz está formado por unas comunidades cristianas de acogida y encuentro en
las que participan personas con discapacidad intelectual, sus familias y
amigos, en especial jóvenes, que nos reunimos mensualmente para compartir la
amistad, rezar juntos, festejar y celebrar. También celebramos encuentros,
peregrinaciones y retiros. Somos también una comunidad de comunidades en
Madrid, en España y en todo el mundo que, inspirados por la espiritualidad de
Jean Vanier, compartimos la misión de revelar la belleza de todas las personas,
independientemente de su discapacidad, y de construir la unidad y la paz.
¿Cómo surge? ¿Cuál es su historia? ¿Quién o quienes lo fundaron?
En Fe y Luz
decimos que nuestros fundadores son Jean Vanier y Marie Helene Mathieu pero
ellos siempre nos recuerdan que fuimos fundados por el Espíritu. En 1971, tras
conocer la experiencia de dolor y de exclusión de la familia Gerard, que fueron
rechazados durante una peregrinación a Lourdes con sus hijos Loic y Thadee, que
tenían discapacidad, se animaron a organizar una peregrinación mundial hasta
allí con personas con discapacidad, sus familias y amigos para que nunca más se
sintieron solos. El domingo de Pascua, antes de despedirse, Jean les animó
«haced lo que el Espíritu os inspire» y así nació Fe y Luz.
¿Qué aporta Fe y Luz a la acción misionera de la Iglesia?
Fe y Luz tiene
algo muy importante que aportar a las Iglesias y al mundo. Nuestra misión
consiste en crear lazos de amistad entre todos, que revelan a cada uno su don
único y su belleza. Estos lazos nos permiten crecer humanamente y
espiritualmente y encontrar un nuevo sentido a nuestra vida, ya seamos padres,
amigos o personas con discapacidad. Todos estamos llamados a ser testigos, en
el corazón del mundo, del amor del Cristo hacia los más pequeños de sus hijos.
Creemos que construyendo vínculos entre nosotros, amando nuestras diferencias también
construimos la paz. Además, en Fe y Luz ayudamos a las Iglesias a ser más
inclusivas y acogedoras con las personas con discapacidad intelectual y
somos instrumento de unidad y ecumenismo. ¡Y todo esto sin hacer apenas nada
más que querernos y reconocer y celebrar la belleza de cada uno!
Fuente: Pueblo
de Dios en Salida