Las Iglesias de Judea no me conocían pero decían: "El que antes nos perseguía, ahora anuncia la buena noticia de la fe, que antes quería destruir"
Dominio público |
Lo apasionado de su persecución lo llevó a ofrecerse al sumo sacerdote
para ir a Damasco a arrestar a todos los judíos que confesaran a Jesús, pero
Dios decidió mostrar su misericordia y paciencia con Saulo y ya cerca de
Damasco, una luz del cielo brilló sobre él y sus compañeros, cegándolo por
espacio de tres días, tiempo en el que permaneció en casa de un judío llamado
Judas, sin comer ni beber.
Por revelación de
Cristo, el cristiano Ananías fue al encuentro de Saulo, quien recuperó la vista
y se convirtió, accediendo al bautismo y predicando en las sinagogas al Hijo de
Dios, con gran asombro de sus oyentes. Así el antiguo perseguidor blasfemo se convirtió
en apóstol y fue elegido por Dios, como uno de sus principales instrumentos
para la conversión del mundo.
Saulo se cambió el
nombre por el de Pablo. Y en la carta a los Gálatas dice: "Cuando Aquél
que me llamó por su gracia me envió a que lo anunciara entre los que no
conocían la verdadera religión, me fui a Arabia, luego volví a Damasco y
después de tres años subí a Jerusalén para conocer a Pedro y a Santiago".
Las Iglesias de Judea no me conocían pero decían: "El que antes nos
perseguía, ahora anuncia la buena noticia de la fe, que antes quería destruir".
Y glorificaban a Dios a causa de mí.
Apóstol San Pablo: que
tu conversión sea como un ideal para todos y cada uno de nosotros. Que también
en el camino de nuestra vida nos llame Cristo y nosotros le hagamos caso y
dejemos nuestra antigua vida de pecado y empecemos una vida dedicada a la
santidad, a las buenas obras y al apostolado.
Fuente: ACI