Ser
como niños
Hola,
buenos días, hoy sor Amada nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Ayer
fui a la cocina a dar un recado a la cocinera de turno. Nuestra cocina tiene
una ventana hermosa que da a la huerta. Justo delante hay un gran nogal que
puede ser centenario por lo frondoso y grande que es. Se porta muy bien, dando
sus frutos cada año, aunque este año no hemos visto ni una nuez, pero es la
excepción. Algunas de sus ramas las podemos tocar desde la ventana.
Para
que se acerquen los pajaritos a la ventana, les ponemos comida, y qué bonito es
ver a las palomas torcaces posarse en la repisa y picotear. También vienen
gorriones y otros pequeños pajaritos de colores con el pecho rojo, amarillo y
otros colores.
Todos
comen, pero desconfían por si les vamos a coger. Hay que mirarles de reojo; si
te vuelves, vuelan al nogal a la espera de que nos vayamos: las palomas, a las
ramas grandes; en cambio, los pequeños pajaritos, que por ser pequeños casi no
pesan, se posan en ramas finas, que para ellos son firmes y seguras.
Jesús
nos dice en el Evangelio: "Si no os hacéis como niños, no entraréis en el
Reino de los Cielos". Y es que, hacerse como niños, es no tener demasiado
peso por dentro, es poderte posar por tu sencillez en cualquier rama, acercarte
a los demás y no romper ninguna rama, en todo lo que suceda a tu alrededor.
Es
mirar todo con ojos de niño sin romper nada. Es cantar siempre alegres porque,
en definitiva, es Cristo quien lleva nuestra vida. Él, para que entremos en su
Reino, se hace Niño indefenso, pero grande por el amor y porque es Dios.
Él,
como los pajaritos, se posó sobre la rama de un árbol: la Cruz. Todos le
pusimos, pero no le rompió, sino que de ahí salió luz, vida y salvación para
todos nosotros.
Hoy
el reto del amor es ser como el ruiseñor que, posado sobre las manos de Cristo,
canta siempre, y que tu canción sea la del amor. Que el Señor nos lo regale a
todos.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma