Búscate
en el belén
Hola,
buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Anoche,
cuando estábamos para comenzar la Misa de Gallo, aparecieron dos corderitos
junto al Niño. ¡Qué sorpresa! Aquello era un auténtico establo, con la paja y
el pesebre...
Y
es que las sacristanas nos sorprendieron con dos figuras de ovejitas, de tamaño
natural, que rodeaban al Niño Jesús.
¡Me
encantó! Parecía que el altar se había convertido realmente en aquel establo de
Belén. Y me llevó a preguntarle al Señor: “Este año, ¿qué personaje soy en
Belén?”
Porque,
en poco tiempo, hubo muchas personas, y diferentes reacciones....
Como
la de los aldeanos del lugar, que cerraron las puertas de sus posadas y casas,
sin darse cuenta de que se estaban cerrando a acoger al Salvador...
También
estuvo la Virgen María, que es la más grande de entre los hombres, y... ¿qué
hizo para lograrlo? Pues... “hacer”, lo que se dice hacer... simplemente fue
elegida, y acogió con alegría los planes de Dios sobre su vida. Su respuesta
siempre fue “Hágase en mí”.
También
tú has sido elegido por el Señor y tiene planes para tu vida, pero... Él nos ha
hecho libres para responderle. Uf, ya me gustaría responder como Ella, siempre
con un Amén de corazón...
Pero
allí también estuvo José. Al pobre le cambiaron sus planes de vida... ¡y la que
se le vino encima! Nada de lo que él se habría imaginado; pero dejó sus
proyectos a un lado, y se dejó sorprender por lo que el Señor le tenía
preparado.
Y
también unos pastores... Imagina, todo el día con las ovejas de aquí para
allá... ¡menuda vida!, ¿verdad? Sin embargo, no se diferencia tanto a la vida
de cualquiera de nosotros: una rutina, unas “ovejas” o tareas que cuidar...
pero todo cambió cuando se dejaron asombrar por el mensaje del Ángel, y fueron
a Belén a conocer al Niño. Su vida cambió en aquel instante, porque, cuando
acoges a Cristo en tu vida, quizá las circunstancias no cambien, pero en
realidad todo cambia, porque, con Él, cualquier instante de tu día a día se llena
de Vida.
¡Ángeles,
también había ángeles!... y así iba recorriendo los protagonistas de Belén,
pero... no me encontraba, hasta que el Señor me iluminó... ¡el buey!
Pensarás:
“Vaya suerte, mira que verse identificada con el animal de la cuadra...”. Sin
embargo, cuando lo comprendí, me encantó. Porque aquel animal, junto con la
mula, fueron los únicos que acogieron al Señor. En todo Belén, ni una sola
persona le abrió la puerta, tan solo aquel buey, en su propia cuadra, le hizo
hueco.
Y
es que el Señor no necesita que seamos perfectos, ni que todo esté listo con
sedas... Él solo necesita que Le acojas, que Le abras tu puerta, que dejes a
Dios ser Dios en tu vida... ¡ya se encargará Él de llenarla de Vida!
Fíjate
si es importante aquel animal, que aún hoy se le recuerda y se representa...
¡solo el Señor hace de nuestra vida algo grande!
Y
tú, ¿quién eres en Belén? Cristo ha nacido para acogerte, así pequeño, débil,
para que no tengas miedo de tu propia debilidad, pues Él viene para acogerte
tal y como eres y tal y como estás. Este es Su plan: llegar a ti y manifestarte
cómo te ama... ¿Tendrás la puerta abierta?
Hoy
el reto del amor es buscarte en el Belén. Pastores, animales, magos... a todos
les cambió la vida un acontecimiento: se dejaron sorprender y acudieron a
adorar al Señor. Y, desde entonces, ya nada fue igual.
Que
el Niño Dios te llene de asombro e ilusión. ¡¡Feliz Navidad!!
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma