Al dirigirse a los participantes en el XX Congreso de
la Asociación internacional de derecho penal, el Papa Francisco recordó los
temas críticos de la justicia humana y el sentido de la justicia en la visión
cristiana del mundo
Audiencia
del Papa a los participantes en el Congreso de la Asociación
internacional de
derecho penal (Vatican Media)
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"El derecho penal no ha sido capaz de protegerse
de las amenazas que, en nuestra época, pesan sobre las democracias". Lo
afirmó el santo Padre en su discurso a los participantes en el
XX Congreso de la Asociación internacional de derecho penal. En este contexto,
el Pontífice señaló dos aspectos importantes relacionados con la
"idolatría del mercado" y los "riesgos del idealismo
penal".
Idolatría de
mercado
"La persona frágil y vulnerable – explicó
Francesco – está indefensa ante los intereses del mercado". "Hoy,
algunos sectores económicos – como se lee en la encíclica Laudato Si' –
ejercen más poder que los propios Estados".
Lo primero que los juristas deberían preguntarse hoy
es qué pueden hacer con su propio saber para contrarrestar este fenómeno, que
pone en peligro las instituciones democráticas y el mismo desarrollo de la
humanidad. En concreto, el reto actual para todo penalista es el de contener la
irracionalidad punitiva, que se manifiesta, entre otras cosas, en reclusiones
masivas, el hacinamiento y las torturas en las prisiones, la arbitrariedad y el
abuso de las fuerzas de seguridad, la ampliación del ámbito de la penalidad, la
criminalización de la protesta social, el abuso de la prisión preventiva y el
repudio de las garantías penales y procesales más elementales.
Riesgos del
idealismo penal
"Uno de los mayores desafíos de la ciencia penal
– observó el Papa – es la superación de la visión idealista”. Y agregó que “la
imposición de una sanción no puede justificarse moralmente con la pretendida
capacidad de fortalecer la confianza en el sistema normativo y en la
expectativa de que cada individuo asuma un papel en la sociedad y se comporte
de acuerdo con lo que se espera de él".
El daño social
de los delitos económicos
Francisco recordó también "una de las frecuentes
omisiones del derecho penal, consecuencia de la selectividad
sancionadora". A saber: "la escasa o nula atención que reciben los
delitos de los más poderosos, en especial la macro-delincuencia de las
corporaciones".
El capital financiero mundial está en el origen de
graves delitos no sólo contra la propiedad, sino también contra las personas y
el medio ambiente. Se trata de criminalidad organizada responsable, entre otras
cosas, del sobreendeudamiento de los Estados y del saqueo de los recursos
naturales de nuestro planeta.
Derecho penal y
crímenes de lesa humanidad
"El derecho penal – afirmó el Pontífice – no
puede quedar ajeno a conductas en las que, aprovechando situaciones
asimétricas, se explota una posición dominante en detrimento del bienestar
colectivo". Y "esto ocurre, por ejemplo, cuando se provoca la
reducción artificial de los precios de los títulos de la deuda pública mediante
la especulación, sin preocuparse de que afecte o agrave la situación económica
de naciones enteras".
Se trata de delitos que tienen la gravedad de los
crímenes de lesa humanidad, cuando conducen al hambre, a la miseria, a la
migración forzada y a la muerte por enfermedades evitables, al desastre
ambiental y al etnocidio de los pueblos indígenas.
Protección
jurídica del medio ambiente
Francisco subrayó que no deben quedar impunes todas
esas conductas que pueden considerarse como "ecocidio": "la
contaminación masiva del aire, de los recursos de la tierra y del agua, la
destrucción a gran escala de la flora y de la fauna, y cualquier acción capaz
de producir un desastre ecológico o destruir un ecosistema”. Además, el Papa
recordó que recientemente, durante el sínodo para la Región Panamazónica, los
padres sinodales propusieron definir "el pecado ecológico como una acción
u omisión contra Dios, contra el prójimo, contra la comunidad y contra el medio
ambiente". Y añadió que hay planes para introducir el pecado contra la
ecología en el Catecismo de la Iglesia Católica.
Como ha sido señalado en sus trabajos, por
"ecocidio" se debe entender la pérdida, daño o la destrucción de
ecosistemas de un territorio determinado, de modo que su disfrute por parte de
los habitantes haya sido o pueda verse gravemente afectado. Se trata de una
quinta categoría de crímenes contra la paz, que debería ser reconocida como tal
por la comunidad internacional. En esta circunstancia, y a través de ustedes,
quisiera hacer un llamamiento a todos los líderes y referentes en este sector
para que contribuyan con sus esfuerzos a asegurar una protección jurídica
adecuada de nuestra casa común.
Abusos de poder
sancionador
El Papa Francisco puso de manifiesto algunos de los
problemas que se han agravado. Entre ellos, "el uso indebido de la prisión
preventiva": "la situación – observó – ha empeorado en distintas
naciones y regiones, donde el número de los detenidos sin condena ya supera con
creces el cincuenta por ciento de la población carcelaria". Otro aspecto
preocupante que indicó el Santo Padre, es el incentivo involuntario a la
violencia": "En diversos países se han llevado a cabo reformas del
instituto de legítima defensa y se ha pretendido justificar los crímenes
cometidos por los agentes de las fuerzas de seguridad como formas legítimas del
cumplimiento del deber". Son "conductas inadmisibles en un Estado de
derecho" y, en general, "acompañan los prejuicios racistas y el desprecio
por los grupos sociales de marginación".
Cultura del
odio y sentimientos de anti-política
La cultura del descarte – explicó Francisco –
"está manifestando la grave tendencia a degenerar en una cultura del
odio".
“No es casual que a veces reaparezcan emblemas y
acciones típicas del nazismo. Yo les confieso que cuando oigo algún discurso, a
alguna persona a cargo del orden o del gobierno, me vienen a la mente los
discursos de Hiltler en 1934 y en 1936”
Amedeo Lomonaco – Ciudad del Vaticano