¿No es hermoso
el ejemplo que nos está dando el Papa emérito Benedicto XVI retirado en el
silencio, el estudio y la oración?
¿No podríamos comparar esta historia de
Paganini con la vida de las personas? A todos nos toca interpretar la melodía
de nuestra propia vida familiar, profesional, y para ello tenemos unos dones,
unas cualidades.
Sin embargo, el tiempo va pasando y también se nos rompen las cuerdas: piernas cansadas, incapaces de aguantar caminatas y estar mucho tiempo de pie; la memoria empieza a fallar y ya no encontramos las cosas ni recordamos los nombres de las personas más cercanas; la fatiga llega más pronto que antes y hay que descansar más a menudo e ir a dormir más pronto; incapacidad para aguantar ciertos ritmos de vida, etc. ¿Cómo reaccionamos ante estas roturas de cuerdas en el concierto de nuestra vida?
Sin embargo, el tiempo va pasando y también se nos rompen las cuerdas: piernas cansadas, incapaces de aguantar caminatas y estar mucho tiempo de pie; la memoria empieza a fallar y ya no encontramos las cosas ni recordamos los nombres de las personas más cercanas; la fatiga llega más pronto que antes y hay que descansar más a menudo e ir a dormir más pronto; incapacidad para aguantar ciertos ritmos de vida, etc. ¿Cómo reaccionamos ante estas roturas de cuerdas en el concierto de nuestra vida?
Algunos reaccionan con tristeza y
malhumor; otros se aíslan porque piensan que ya no sirven para nada; otros
viven con paz y sin perder el humor ante esa contrariedad de ver que fallan las
cuerdas de la vida. Sí, lo ideal, lo hermoso, es seguir adelante con la última
cuerda, la cuerda del ánimo, de la paciencia, de la paz y, finalmente, del
silencio. Ojalá podamos tener la tenacidad de Paganini y seguir hasta el final
con paz y buen humor.
¿Que cuentan menos contigo? Ya contaron
contigo cuando eras más joven.
¿Que no te piden consejo? Ya aconsejaste
bastante cuando eras joven y tenías a tu cargo unos hijos que cuidar, unos
alumnos a los que educar, una comunidad a la que guiar.
Entonces, ¿ya no hay nada que hacer? ¿No
queda más que arrinconarse y pudrirse? De ninguna manera, sigue animando,
sonriendo, sigue estando ahí para cuando te necesiten y, sobre todo, sigue
rezando para que el mundo avance por caminos de paz, de respeto a las personas,
de justicia y de solidaridad.
¿No es hermoso el ejemplo que nos ha
dejado el Papa emérito Benedicto XVI retirándose en el silencio, el estudio y
la oración? No pierde la paz, no se amarga por no estar en el primer puesto de
la actualidad. Presta un inmenso servicio desde su retiro vivido en la
confianza en Dios y en los demás y en la espera activa del día en el que el
Señor le llamará a entrar en su descanso del cielo.
Ojalá que el Señor nos conceda saber
interpretar cada día la melodía de la vida con las cuerdas que tengamos entre
manos sin perder nunca la paz, la alegría y el amor.
¡Que Dios os bendiga a todos!
+ Juan José Omella Omella
Fuente: Aleteia