COLABORACIÓN DE JUAN CARLOS CARVAJAL PARA ESTE DOMINGO

Domingo Cristo Rey (Ciclo C)

MONICIÓN DE ENTRADA

Hermanos, sed bienvenidos a la celebración de esta Eucaristía.

Un domingo más nos hemos reunido todos en el nombre del Señor. Sobre nosotros hemos hecho la señal de la cruz, al tiempo que hemos pronunciado el nombre del Dios Trinidad. Con este pequeño signo hemos reconocido el señorío que Jesús, el Hijo de Dios, tiene sobre nosotros. 

Hoy celebramos el misterio de Jesucristo, Rey del Universo. Con esta solemnidad concluimos Año litúrgico y festejamos que Él es el Señor de cielo y tierra y que el destino salvador de la humanidad está en sus manos.

Dispongamos a celebrar con gozo los Misterios salvadores del Señor.

MONICIÓN A LAS LECTURAS

En nuestro mundo hay muchos poderosos: Jefes de Estado y de Gobierno, grandes empresarios, gentes influyentes en los medios de comunicación…

Sin embargo, nosotros confesamos que Cristo es el Señor de señores y el Rey del Universo.

Pero, ¿cómo reina Cristo?, ¿su modo de gobernar es semejante a los de este mundo?, ¿no nos sentimos a veces decepcionados por el modo de ejercer su poder?...

Escuchemos con atención las lecturas que hoy se nos proclaman; ellas nos ayudarán a reconocer que Cristo ejerce su señorío de un modo muy singular: desde el trono de la Cruz.

ORACIÓN DE LOS FIELES

Respondemos a cada oración diciendo: Jesús, que tu reinado nos llene de esperanza.

Por todos los que formamos parte de la Iglesia, para que no reconozcamos otro señorío más que el de Jesucristo. OREMOS.

Por los gobernantes de las naciones, para que a semejanza de Cristo conciban el poder como un servicio. OREMOS.

Por los que de cualquier forma están sometidos al dominio del mal, para que encuentren en Jesús crucificado la esperanza de su salvación. OREMOS.

Por los que hacen de la fuerza su dominio, por los que explotan y se aprovechan de los pobres, para que el Señor les toque el corazón y se conviertan al poder del amor. OREMOS.

Por todos nosotros, para que extendamos el Reino de Cristo haciéndonos servidores de los pobres, de los que sufren, de los que se sientes olvidados o viven en la desesperación. OREMOS.

ORACIÓN FINAL

Gracias, Padre bueno,
porque nos has dado a tu Hijo, Jesús, como Señor.

Él reina en nuestras vidas
desde el trono de la Cruz.
Él nos atrae hacia sí
desde su entrega de amor.
Él nos constituye en ciudadanos de su Reino
por la gracia y el poder de su Espíritu…

Padre, ninguno de nosotros nos comprendemos
sin estar bajo el señorío de tu Hijo, Jesús;
y sin embargo, nos dejamos dominar por otros señores.

Te pedimos que tu Espíritu nos ayude
a dejarle reinar en nuestras vida;
y que, como discípulos suyos,
extendamos su reino de amor
sirviendo a nuestros prójimos,
en especial a los más pobres y abandonados.

Padre de bondad,
derrama sobre nosotros tu gracia
para que no reconozcamos a otro Señor
que a tu Hijo, Jesucristo.

Amén.