La lucha entre el bien y el mal es real, pero ¿es una “pelea
equitativa”?
![]() |
Félix Joseph Barrias | Wikipedia PD |
A veces, esta idea se expresa como dos caras de la misma moneda, enfatizando la idea de que el bien y el mal provienen de la misma fuente.
La Iglesia
católica tiene una postura diferente. Si bien reconoce la obra del diablo en el
mundo y sus muchos talentos y poderes, la Iglesia afirma que Satanás es
simplemente una criatura, incapaz de rivalizar con Dios de ninguna manera
posible.
Dios creó a
Satanás originalmente como un buen ángel, poseyendo como todos los ángeles un
gran intelecto y libre albedrío. El orgullo de Satanás llevó a su caída
final, y aunque Dios le permite tentar a los humanos en la tierra, su poder
está regulado por Dios.
El Catecismo
de la Iglesia Católica ofrece una breve explicación sobre este misterio de la
fe cristiana.
Sin embargo, el poder de Satán no es
infinito. No es más que una criatura, poderosa por el hecho de ser espíritu
puro, pero siempre criatura: no puede impedir la edificación del Reino de Dios.
Aunque Satán actúe en el mundo por odio contra Dios y su Reino en Jesucristo, y
aunque su acción cause graves daños —de naturaleza espiritual e indirectamente
incluso de naturaleza física—en cada hombre y en la sociedad, esta acción es
permitida por la divina providencia que con fuerza y dulzura dirige la historia
del hombre y del mundo. El que Dios permita la actividad diabólica es un gran
misterio, pero “nosotros sabemos que en todas las cosas interviene Dios para
bien de los que le aman” (Rm 8,28).
La pregunta
de cómo y por qué puede haber tanta maldad en el mundo es difícil de responder,
y como humanos nunca comprenderemos completamente en este “valle de lágrimas”
las razones por las que Dios permite que sucedan tales cosas.
Sin embargo,
sabemos con confianza que Dios es infinitamente más poderoso que
Satanás o cualquier demonio que intente tentarnos.
Entonces no. No es
una “lucha justa” entre el bien y el mal, y Dios, afortunadamente, tiene la
ventaja. Depende de nosotros reconocer eso y no dejarnos engañar por
Satanás, que trata de hacernos pensar que es más poderoso que él, y que debemos
obedecerlo, tomando el fruto del Árbol de la ciencia del bien y del mal.
Que la
resurrección de Jesús nos recuerde que si bien la muerte y el mal pueden
parecer poderosos, no tienen la última palabra.
Philip Kosloski
Vatican News