El
Pontífice se reúne con los jóvenes de Mozambique en un encuentro interreligioso
y les pide luchar contra la ansiedad y la resignación; también perseverar en
sus sueños, siempre unidos y nunca contra los demás
En
la mañana del 5 de septiembre, el Papa Francisco tuvo un encuentro
Interreligioso con los jóvenes mozambiqueños en el Estadio Maxaquene situado en
la capital del país en el que les recordó que son importantes y que tienen que
creérselo, pero “con humildad”: “vosotros no sois sólo el futuro de Mozambique,
tampoco de la Iglesia y de la humanidad. Vosotros sois el presente que, con
todo lo que sois y hacéis, ya estáis aportando lo mejor que hoy podéis
regalar”. También les expresó que una de las principales características de los
jóvenes de Mozambique es “la alegría de vivir”, algo “que se podía palpitar en
el estadio” puntualizó y señaló que ellos, a diferencia de los adultos, caminan
con dos pies pero no en paralelo, sino uno delante del otro “dispuestos a partir”.
Por otro lado les pidió estar atentos “a todos que los quieren dividir,
fragmentar o enfrentar”.
Nuestras diferencias son
necesarias
Agradeciendo
la participación al encuentro de jóvenes de distintas confesiones religiosas,
así como de aquellos que sin ser parte de alguna tradición religiosa estaban
presentes, el Papa explicó que este encuentro era un signo de hacer experiencia
de que todos somos necesarios, y “nuestras diferencias – puntualizó –
también son necesarias”.
No dejarse robar la
alegría ni darse por vencido
En
su discurso el Papa dio algunos consejos a los chicos y chicas, ente ellos “no
dejarse robar la alegría” ni dejar “de cantar y expresaros de acuerdo a todo lo
bueno que aprendisteis de vuestras tradiciones”. También les pidió cuidarse de
dos actitudes que matan los sueños y la esperanza: la resignación y la
ansiedad. “Son grandes enemigas de la vida, porque nos empujan normalmente por
un camino fácil, pero de derrota, y el precio que piden para pasar es muy caro.
Se paga con la propia felicidad e inclusive con la propia vida” les explicó.
Hay que estar muy atentos porque esa actitud – continuó – “te hace tomar la
senda equivocada”. Es por eso que cuando todo parece paralizado y estancado,
cuando los problemas personales nos inquietan, los malestares sociales no
encuentran las debidas respuestas, “no es bueno darse por vencido” dijo el
Pontífice.
No resignarse: seguir el
ejemplo de Eusebio da Silva
El
Papa hablando de una de las dos actitudes que matan los sueños, puso el ejemplo
de uno de los grandes jugadores de fútbol, Eusebio da Silva, quien aprendió a
“no resignarse”. “Pese a las severas dificultades económicas de su familia y la
muerte prematura de su padre, no pudieron impedir sus sueños; su pasión por el
fútbol lo hizo perseverar, soñar y salir adelante, ¡y hasta llegó a hacer 77
goles para este club de Maxaquene!” les expresó el Papa.
La enemistad social
destruye
“¡Qué
importante es no olvidar que la enemistad social destruye!” exclamó el Santo
Padre a los jóvenes, asegurando que la enemistad destruye la familia, destruye
un país y el mundo entero, pero, la enemistad más grande – señaló – “es la
guerra”. En este sentido, volvió a recordar un proverbio que ya ha recordado en
otras ocasiones o muchos otros jóvenes: “Si quieres llegar rápido camina solo,
si quieres llegar lejos, ve acompañado”. Se trata – puntualizó – “siempre de
soñar juntos, nunca contra otros”.
Frente a la ansiedad el
Papa pide paciencia
El
Papa también señaló que otra de las actitudes que matan los sueños es la “ansiedad”:
“Puede ser una gran enemiga cuando nos lleva a bajar los brazos porque
descubrimos que los resultados no son instantáneos”. El Papa pidió a los
jóvenes tener paciencia y empeño, renunciando a las prisas. También les
aconsejo no tener miedo de apostar y de cometer errores: “Las cosas más
hermosas se gestan con el tiempo y, si algo no te salió la primera vez, no
tengas miedo de volver a intentar, una y otra vez. No tengas miedo a
equivocarte, nos vamos a equivocar mil veces, pero no caigamos en el error de
detenernos porque hay cosas que no nos salieron bien la primera vez”.
María Mutola, ejemplo de
perseverancia
La
perseverancia y la paciencia son las claves para conseguir los sueños, dijo el
Papa y puso el ejemplo María Mutola, “que aprendió a perseverar, a seguir
intentando a pesar de no cumplir su anhelo de la medalla de oro en los tres
primeros juegos olímpicos que compitió; después, al cuarto intento, esta atleta
de los 800 metros alcanzó su medalla de oro en las olimpíadas de Sídney”. Ha
ella, “la ansiedad no la hizo ensimismarse – continuó – es un ejemplo de como
el deporte nos enseña a perseverar en nuestros sueños”.
No dejar de lado a los
ancianos
En
sus palabras no faltó una mención a los ancianos, siempre recordados por el
Papa Francisco, “quienes pueden ayudar a que vuestros sueños y aspiraciones no
se sequen, no los tire el primer viento de la dificultad o la impotencia” les
aseguró Francisco, porque ellos son “nuestras raíces”. En este sentido el Papa
recordó que en ocasiones los mayores prueban a enseñar las cosas de modo
impositivo, “como advertencia, metiendo miedo” y esto es “un error”.
El Papa explica el gesto
de “la mano tendida”
Por
último, el Pontífice hablo de la importancia de ser “manos amigas”, “una mano
tendida”. Un gesto que consiste – explicó – “en buscar crecer en la amistad
también con los que piensan distinto, para que la solidaridad crezca entre
vosotros y se transforme en la mejor arma para transformar la historia”. “La
solidaridad es la mejor arma para transformar la historia” puntualizó. Al final
de su discurso, destaca su reflexión: “Dios os ama, y en esa afirmación estamos
de acuerdo todas las tradiciones religiosas”.
Mireia
Bonilla – Ciudad del Vaticano
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