El
Papa alabó el compromiso personal que tienen los miembros de SOMOS, con
aquellos a los que asisten
El
Papa recibió al final de la mañana a los participantes en el simposio que lleva
por tema: «La familia inmigrante y sus exigencias sanitarias», organizado por
SOMOS Community Care. Un tema muy especial para el Papa y que como dijo
interpela a nuestra conciencia.
El
Papa recibió a los participantes en el simposio que lleva por tema: «La familia
inmigrante y sus exigencias sanitarias», organizado por SOMOS Community Care.
Desde
hace varios años, en la ciudad de Nueva York esta organización se dedica a la
asistencia y a la atención sanitaria de aquellos que viven al margen de la
sociedad, en situaciones de pobreza y carestía. De ese modo, les dijo
Francisco, difunden la cultura del encuentro, «donde nadie es descartado ni
adjetivado; sino donde todos son buscados, porque son necesarios, para reflejar
el Rostro del Señor».
Una asociación que
contrasta la cultura del descarte
Su
compromiso cotidiano, les dijo, se dirige a contrastar esa cultura del descarte
que domina en muchos escenarios sociales. Al hacer eso, son protagonistas de un
cuidado global de la persona que pone a disposición con generosidad y
altruismo, un servicio integral de médicos y agentes socio-sanitarios, quienes
garantizan prestaciones de medicina preventiva, de terapias y rehabilitación.
Esta solidaridad con los enfermos es un verdadero tesoro, añadió, y es un signo
distintivo del cuidado y la asistencia sanitaria auténtica, que ponen en el
centro a la persona y sus necesidades.
“Su
organización se distingue por la relación de empatía y de confianza que
consigue instaurar con los enfermos y sus familias, compartiendo su vida y
acercándose a su cultura y lengua, con el fin de favorecer la relación humana”.
La asistencia sanitaria.
Un derecho de algunos pocos
Además,
el Papa alabó el compromiso personal que tienen los miembros de SOMOS, con
aquellos a los que asisten. Ante una sociedad que tiende a un marcado
individualismo, es necesario alentar la actitud de esta asociación, dijo.
“La
sociedad actual... tiende a desarrollar dentro de sí «un marcado individualismo
que, combinado con la mentalidad utilitarista […] produce la “globalización de
la indiferencia”. […] por esta senda, cada sujeto que no responde a los cánones
del bienestar físico, mental y social, corre el riesgo de ser marginado y
excluido»”.
Hoy,
señaló el Papa, la asistencia sanitaria está reconocida como un derecho humano
universal y como una dimensión esencial del desarrollo humano integral. “Aun así,
en el mundo sigue siendo todavía un derecho garantizado a pocos y vedado a
muchos. Y se debe indicar que, con frecuencia, allí donde está garantizada la
asistencia al enfermo, la misma está dominada por el tecnicismo, que termina
por prevalecer sobre la persona, desnaturalizando el sentido último del cuidado
[mismo]”.
Aun
cuando no todas las intervenciones médicas producen la curación física, la
asistencia sanitaria prestada con un corazón humano tendrá siempre la capacidad
de beneficiar la vida, en el espíritu y en el cuerpo. Por eso, el compromiso de
cada operador sanitario junto al enfermo encuentra su expresión más madura y
también más eficaz cuanto está animado por el amor. Y, a partir de gestos
cotidianos, este estilo hace que la cultura del cuidado florezca como elemento
esencial del bien común.
Patricia
Ynestroza-Ciudad del Vaticano
Vatican
News