"Si fuera sacerdote, querría
conquistar muchas almas", dijo una vez a su madre San Juan María Vianney,
también conocido como el Santo Cura de Ars, cuya fiesta se celebra este 4 de
agosto
Aquí 10 datos que tal vez no conocías de
este sacerdote diocesano, miembro de la Tercera Orden Franciscana y patrono de
los párrocos.
1. Su primera comunión fue accidentada
La Revolución Francesa trajo persecución
contra los sacerdotes, e incluso, después de ella tenían que disfrazarse para
pasar de incógnito. Cuando el joven Juan recibió la primera comunión, llevaron
carros de heno, los pusieron frente a las ventanas de la casa de su mamá y
empezaron a descargar el material durante la ceremonia para evitar problemas con
las autoridades.
El santo siempre recordará este día, en
el que derramó lágrimas de alegría al recibir al Señor y atesoró el Rosario que
su madre le regaló en aquella ocasión.
2. Casi se retira de la escuela de
seminaristas
Cuando la Iglesia obtuvo algo de libertad
en Francia, el P. Balley, párroco de Ecculy, abrió una pequeña escuela para
jóvenes con inquietudes vocacionales. Juan logró ingresar, pero debido a su
dificultad para los estudios, estuvo a punto de renunciar. En consecuencia, el
sacerdote le sugirió que hiciera un peregrinaje al Santuario de San Francisco
de Regis. Regresó renovado.
3. Desertó del ejército
Napoleón quería conquistar toda Europa y
Juan fue llamado al ejército porque no aparecía en la relación de ningún
seminario. Cayó gravemente enfermo y, cuando recuperó la salud, fue en busca de
su regimiento que ya se había marchado, pero en el camino volvió a enfermar.
Buscó refugio por varios días y se dio cuenta que, sin querer, se había
convertido en un desertor.
Buscó a un mayor que escondía desertores
y este le aconsejó que se quedara en casa de uno de sus familiares. Adoptó el
nombre de Jerome Vincent hasta que más adelante un decreto imperial concedió
amnistía a los desertores.
4. Lo expulsaron del seminario
Juan logró ingresar al Seminario Mayor de
Lyon, pero por su insuficiente conocimiento del latín no entendía ni podía
responder a los formadores. Le pidieron que se marchara, lo que le produjo un
inmenso dolor y desaliento. Sin embargo, P. Balley nuevamente fue en su ayuda y
siguió los estudios en privado en Ecculy, cerca de Lyon.
Sus cualidades morales sobrepasaron
cualquier deficiencia académica.
5. Su maestro fue su primer penitente
Una vez ordenado sacerdote fue enviado a
ayudar al P. Balley, pero las autoridades diocesanas no le dieron permiso para
confesar. El P. Balley intercedió y él mismo fue el primero en confesarse con
San Juan María Vianney.
Años más tarde el P. Balley murió en
brazos del santo, quien sufrió como si hubiera perdido a su padre.
6. Tuvo una profecía en Ars
Las autoridades eclesiásticas lo enviaron
al pequeño pueblo de Ars porque pensaban que con sus limitaciones intelectuales
no podría servir en una comunidad grande. Sin embargo, al llegar hizo una
profecía: "la parroquia no será capaz de contener a las multitudes que
vendrán hacia aquí".
Poco a poco el sacerdote se fue ganando
el amor del pueblo y les inculcó el amor a la Eucaristía, siendo su fiesta
favorita el Corpus Christi.
Cuando el Papa Pío IX definió el dogma de
la Inmaculada Concepción, el santo pidió a los fieles que iluminaran sus casas
en la noche y las campanas del templo resonaron por horas. La gente de los
pueblos cercanos, al ver los destellos, pensó que el pueblo se estaba quemando
y acudieron a apagar el supuesto incendio.
7. Tenía una profunda devoción a Santa
Filomena
San Juan tenía una profunda devoción a
Santa Filomena, una joven mártir de los primeros siglos del cristianismo, a
quien llamaba su “agente con Dios” y construyó una capilla en su honor y un
santuario. Cierto día enfermó de gravedad y prometió ofrecer 100 Misas en honor
de Santa Filomena.
Cuando la primera Misa estaba siendo
ofrecida, cayó en éxtasis y se le escuchó murmurar varias veces “Filomena”. Al
volver en sí, exclamó que estaba curado y se lo atribuyó a la santa.
8. La tentación era recurrente en su vida
El cura de Ars sufrió la tentación de
desear la soledad y se sentía incapaz para el servicio que brindaba en la
ciudad. En una oportunidad le rogó a su Obispo que lo dejase renunciar y hasta
en tres ocasiones llegó a irse del pueblo, pero siempre regresó.
9. Luchó pacientemente contra el demonio
El demonio siempre molestaba al Santo
Cura de Ars con ruidos extraños y fuertes por las noches. Su intención era
agotarlo para que no tuviera fuerzas para confesar o celebrar la Eucaristía.
Cierto día que el santo se disponía
revestirse para la Santa Misa, el maligno incendió su cama. San Juan, sabiendo
que el enemigo quería detener el oficio divino, dio las llaves del cuarto a
aquellos que iban a apagar el fuego y prosiguió.
"El villano, al no poder atrapar al
pájaro le prende fuego a su jaula", fue lo único que dijo. Mucho tiempo
después, el Señor premió al santo con un extraordinario poder de expulsar
demonios de las personas poseídas.
10. Nunca fue nombrado párroco
Todos conocen a San Juan María Vianney
con el título de Cura de Ars. “Poco importa la opinión de algún canonista
exigente que dirá, a nuestro juicio con razón, que el Santo no llegó a ser
jurídicamente verdadero párroco de Ars, ni aun en la última fase de su vida, cuando
Ars ganó en consideración canónica”, según explica Lamberto de Echeverría, autor del libro El Santo Cura
de Ars.
El Obispo de Belley solo le concedió el
título de canónigo pero “el hecho real es que consagró prácticamente toda su
vida sacerdotal a la santificación de las almas del minúsculo pueblo de Ars y
que de esta manera unió, ya para siempre, su nombre y la fama de su santidad al
del pueblecillo”.
Fuente:
ACI