¿Gloria al Padre, gloria al Hijo y gloria al
Espíritu Santo o sin repetir "gloria"? Respondemos a la pregunta de
una lectora

Esta doxología es
equivalente a esta otra: “Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu
Santo, como era en un principio, ahora y siempre y por los siglos de los
siglos, amén”.
Esta es una de las
oraciones doxológicas oficiales de la Iglesia, es la que aparece en todos los
libros litúrgicos y que, por tanto, debemos tener en cuenta.
Es una oración muy
antigua que en un comienzo de la Iglesia fue recitada en latín. Dentro de las
doxologías (oraciones de alabanza) encontramos esta doxología (Glória
Pátri) llamada ‘menor’ para diferenciarla de la doxología mayor (Gloria
in excelsis Deo).
El Gloria
Patri es una oración eclesial que se recita al final de cada
salmo en la liturgia de las horas, al final de cada misterio del Rosario y
cuando rezamos uniendo el Ave María al Padrenuestro en que se concluye con un “Glória
Pátri”.
Son palabras que dan gloria y
alabanza a la Santísima Trinidad y expresan una unidad que no se debe separar o
desconocer.
El dar “gloria” por separado a cada una de las tres divinas
personas puede inducir al error porque separa la unidad trinitaria, o porque se jerarquiza
una alabanza, o porque puede dar la impresión de estar dirigiéndonos a tres
deidades, etc…
San Pablo le da
gloria a Dios sin darla a las tres divinas personas por separado (Rm 11, 36; Ga
1, 5; Ef 3, 21; Rm 16, 27; Judas 25).
Y así como, por
ejemplo, no podemos iniciar la misa u otro rito diciendo ·en el nombre del
Padre, y en el nombre del Hijo y en el nombre del Espíritu Santo·, o bendecir
diciendo ·y la bendición de Dios todo poderoso padre, todopoderoso Hijo y
todopoderoso Espíritu Santo”, o bautizar a un niño diciendo ·yo te bautizo en
el nombre del Padre, en el nombre del Hijo y en el nombre del Espíritu Santo”,
así tampoco podemos decir “Gloria al Padre y gloria al hijo y gloria al
Espíritu Santo”.
Ahora bien, lo que
se puede aplicar en el ámbito humano y se aplica efectivamente, por ejemplo, al
inicio de un discurso oficial y solemne en el que se saluda por separado una a
una a todas las personalidades presentes, no se puede aplicar cuando nos
dirigimos a la Santísima Trinidad en la oración para darle Gloria.
Henry Vargas Holguín
Fuente:
Aleteia