Fuente
de oración
Hola,
buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Desde
hace unos días, en el trabajo me han encargado hacer fotos de las distintas
piezas de cerámica.
El
primer día empecé con las piezas de porcelana, pero, como son de color blanco,
me salían muchísimos reflejos y luces... Visto lo visto, cogí todo el equipo y
me salí al pasillo. Como está oscuro, podía controlar mejor el resultado de la
foto.
A
eso de media mañana, Lety pasó por allí. Nada más verme, se detuvo sonriente:
-¡Qué
trabajo más bueno! -exclamó- ¡Es una auténtica fuente de oración!
Yo
no veía una fuente, sino un plato normalito y corrientito. Y, respecto al
trabajo, no tenía más mística que coger la cámara de fotos...
Todos
estos pensamientos debieron de reflejarse en mi rostro, porque, al instante,
Lety se echó a reír.
-¿Pero
no lo ves? -me preguntó con una sonrisa, como si fuese lo más evidente del
mundo.
-Pues
no... -admití.
-¡Es
muy fácil! -me respondió entusiasta- En este plato, en realidad, hay un montón
de nombres: la persona que lo fabricó, la hermana que lo ha decorado... Con
cada foto que hagas, puedes orar por ellos, ¡y también por la persona que vaya
a usarlo!
De
pronto lo comprendí: el Señor me regalaba la ocasión de “empapar” en oración
cada pieza que fotografiaba... ¡así que aquí estoy, dispuesta a “inundar” el
almacén con esta fuente!
Lo
cierto es que, desde ese momento, siento que las fotografías son diferentes.
Sí, porque he descubierto que la grandeza de una acción no es tanto lo que se
hace, sino cómo se hace.
El
Señor nos lanza un reto en su Palabra: “Orad incesantemente”. Esto no significa
que haya que estar todo el día recitando oraciones... ¡sino hacer de todo el
día una oración!
A
cada paso puedes encontrar motivos para dar gracias, y, en cada tarea que
realizas, ¡hay un montón de nombres para poner en manos del Señor! Así puedes
ir por la calle como “una fuente de oración”; o, quizá mejor dicho, ¡como un
aspersor de largo alcance!
Hoy
el reto del amor es pedirle ojos al Señor para descubrir “los nombres ocultos”.
¿Te has parado a pensar cuántas personas han puesto su trabajo en ese estuche
lleno de bolis que tienes? ¿O en el brick de leche? Hoy te invito a que escojas
un detalle de tu día, ¡y lo conviertas en fuente de oración! ¡Feliz día!
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma