HOY EL RETO DEL AMOR ES CREER EN EL PODER DE JESUCRISTO

Inadaptada

Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.

Vale, lo reconozco. Con lo poquito que me gusta, ¡me siento atrancada en el invierno!

Aquí estoy, en pleno mayo, con auténtico pánico al frío. Después de varios meses de vivir escarchada, una coge cierto “apego” a los jerseys, a las mantas, a las camisetas térmicas... Durante tanto tiempo han sido mi defensa, mi seguridad, que, ¿cómo voy a vivir sin ellos? ¿Cómo voy a soltarlos?

Y, sí, estoy deseando liberarme de ropa, pero, cuando me visto por las mañanas, me entra el miedo: ¿y si han bajado las temperaturas? ¿Y si hoy tengo frío?

Así que me vuelvo a enfundar mis tres jerseys y los leotardos térmicos, por si acaso.

El punto divertido es que es imposible quitarse la ropa que llevas debajo del hábito. Y, claro, me paso Laudes sudando hasta por las uñas.

Parece que al Señor le hace gracia la situación, porque, el otro día, en la lectura de la Eucaristía, sentí que hablaba para mí: “Mira, hago nuevas todas las cosas” (Ap 21, 5).

¡Es verdad! El Señor me está regalando una nueva realidad, ¡pero yo sigo en el pasado, sin cambiar en nada el vestuario!

En el fondo, todos tenemos una enorme capacidad de adaptación. Ante la situación que vivimos, ante nuestra realidad, nos adaptamos para vivir lo mejor posible. Es una reacción normal y buena... ¡el problema nace cuando nos acomodamos!

Es impresionante ver cómo el Señor acompañó a los israelitas por el desierto, viviendo en una tienda, ¡caminando con ellos! El Pueblo Elegido era un pueblo peregrino, ¿por qué vamos a ser nosotros distintos?

Cristo quiere renovar tu interior, tu forma de mirar, tus comportamientos y reacciones. La cuestión es... ¿y tú? ¿Estás dispuesto a creer en el poder de Cristo? ¿Estás dispuesto a salir de lo de siempre... para seguirLe?

Hoy el reto del amor es creer en el poder de Jesucristo, en el poder de su Cruz y Resurrección. Te invito a que hoy, en tu oración, pienses qué hay en ti que no te permite amar, creer, confiar. Ponlo en manos de Cristo y dale permiso para obrar en tu vida. ¡Y mantén los ojos abiertos! Él te mostrará el camino... ¡pero en ti queda el mover los pies!

VIVE DE CRISTO

Fuente: Dominicas de Lerma