Mons. Urbańczyk considera que las políticas utilizadas para luchar contra la trata de personas hay que actualizarlas constantemente
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Trata de seres humanos |
El representante de la Santa Sede ante la OSCE, participa en la 19ª Conferencia de la Alianza contra el Tráfico de Personas realizada en la ciudad de Viena, con la declaración: "Usando la tecnología para combatir el tráfico de seres humanos: convertir un pasivo en un activo fijo"
El representante de la Santa Sede, en sus
declaraciones, hizo cuatro planteamientos:
Comprensión del uso indebido de la tecnología
El diplomático constató la desigualdad en el consumo y
utilización de la tecnología: “Mientras la tecnología continúa su camino de
rápido desarrollo, sigue existiendo una brecha entre los que pueden y los que
no pueden acceder a sus muchos y cada vez mayores beneficios.”
En esta realidad, se puede hacer uso de la tecnología
de manera provechosa o de manera inadecuada para la humanidad. Por eso afirma:
“El mero hecho de que esta Conferencia esté dedicada al uso de la tecnología
para combatir el tráfico revela, por un lado, que la tecnología es `per se' una
cosa buena… Por otro lado, también, que las comunicaciones se usan para
reclutar víctimas potenciales”.
Por eso nos recuerda: “Debido a sus
considerables recursos económicos, el crimen organizado es capaz de utilizar
las tecnologías más avanzadas para explotar a los que simplemente desean un
futuro digno para ellos y para sus familias. Sin los medios y los conocimientos
necesarios para verificar el origen de cualquier material u oferta recibida,
muchos son engañados y manipulados en canales de explotación. Es un engaño que
sucede a menudo: los traficantes que se aprovechan de las esperanzas y los
sueños de los pobres prometiendo que estos serán fáciles de conseguir”.
Mons. Urbańczyk llama la atención sobre los múltiples
usos de la tecnología, en un contexto ético más amplio. Puede ser utilizada
para atacar graves problemas como la trata de personas, la esclavitud, la lucha
contra el racismo, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia.
Protección de las víctimas
Para el representante de la Santa Sede, privilegiar los
beneficios económicos sobre las personas ayuda a favorecer la dinámica de la
trata y problemas afines, porque “tiende a oscurecer la fría lógica del tráfico
humano como extremadamente rentable, implantado incluso en empresas de
renombre".
En la conferencia, Mons. Urbańczyk recordó que hay
muchas instituciones que trabajan contra el crimen de la trata de personas.
Declaró: “sus acciones tienen, de hecho, un doble objetivo. Por un lado, ellos
buscan la reintegración en la sociedad de las personas que han sido víctimas de
la explotación. Por otro, promueven una mayor conciencia de la necesidad de
difundir información sobre la trata, así como sobre sus consecuencias
trágicas”. Resaltó la importancia de las mismas víctimas, porque pueden
facilitar información valiosa para desmantelar las redes criminales.
Enjuiciar
a los criminales
Subrayó que “un uso responsable de la
tecnología permite la consecución de objetivos a gran escala: como la rápida
identificación tanto de las víctimas como de los traficantes”.
Insistió:
“Es de suma importancia desmantelar tanto las propias redes delictivas, como
sus sectores relacionados, así como identificar a los funcionarios públicos
corruptos y la cadena de consumo vinculada a los intereses inescrupulosos e
ilegales de los grupos financieros y económicos, tanto nacionales como
internacionales”.
Un crimen que se
actualiza constantemente
Mons. Urbańczyk considera que las políticas
utilizadas para luchar contra la trata de personas hay que actualizarlas
constantemente. Afirmó: “hay que estar en consonancia con el cambio continuo y
rápido de los métodos y las trayectorias de los delincuentes, que a menudo son
los primeros en emplear tecnologías innovadoras para sus propósitos”.
Recordó
que uno de los métodos utilizados por las redes delictivas es la venta en línea
de productos derivados del trabajo en condiciones de esclavitud o de la venta
de personas. Advierte a los consumidores de los productos de la trata y de la
esclavitud, para ello recuerda al Papa Benedicto XVI: "Es bueno que la
gente se dé cuenta que comprar es siempre un acto moral - y no simplemente
económico (Caritas in veritate, 66).
El
delegado de la Santa Sede finalizó haciendo un llamado: "Hay una necesidad
de leyes justas que se centren en la persona humana, que defiendan derechos
fundamentales y los restablezcan cuando hayan sido violados. Tales leyes, deben
prever también, la rehabilitación de las víctimas, garantizar su seguridad
personal e incluir medios efectivos de aplicación que no dejen margen para la
corrupción o la impunidad”.
Manuel Cubías – Ciudad del Vaticano
Vatican News