Se ha
aceptado la sobrenaturalidad del fenómeno, pero la Iglesia aún no se ha
pronunciado
Entre el 2 y el 6 de febrero de 1995, una
estatua de escayola, que representa a la Reina de la
Paz y procede de Medjugorje, llora sangre en trece ocasiones a
partir del 2 – día en que la Iglesia celebra la Presentación del Señor en el
Templo, cuando el profeta Simeón predijo a la Madre de Jesús el martirio de su
Corazón – en el hogar de la familia Gregori, en el pueblo de Borgo Pantano,
cerca de Civitavecchia (Italia); y, el 15 de marzo del mismo año, en las manos
de monseñor Girolamo Grillo, obispo
de la ciudad.
Cuando el
caso de las lacrimaciones se hizo serio y empezó a llamar la atención, el
obispo instituyó una Comisión Teológica Diocesana de investigación. Las
investigaciones, aunque fueron largas y se realizaron en todas las direcciones,
no encontraron ningún fraude o engaño por parte de la familia Gregori. La
Comisión se reunió 13 veces, la primera el 19 de abril de 1995 y la última el
22 de noviembre de 1996.
40 testigos
¿A qué
conclusión llegaron las investigaciones sobre las lágrimas de la Virgen? ¿Un
hecho sobrenatural o artificial? Flavio
Ubodi, en “La
Madonna di Civitavecchia. Lacrime e Messaggi” (Ares edizioni) investiga las conclusiones de la
Comisión Teológica, que interrogó a 40 testigos, incluido el obispo. Los
testigos se presentaron libremente y sin ningún interés personal, juraron decir
la verdad, “declararon haber visto
las lágrimas formarse y descender, por tanto en movimiento”, y que en el momento nadie manipulaba la
estatuilla.
La Comisión
halló en los testigos, que eran de diferente edad, sexo, condición social y fe
religiosa, una “múltiple confirmación” que excluye toda duda sobre su
credibilidad. Se tomaron en
consideración los diferentes exámenes científicos llevados a cabo por
especialistas, los cuales expresaron:
“la no explicabilidad científica del
fenómeno, y que un posible truco sólo habría podido venir desde el exterior, es
decir, que en ese momento alguien, con calma y cuidado, desde fuera hubiese
inyectado sangre en la estatua. Pero esta posibilidad ha sido descartada por
muchos testigos. Además, por los análisis efectuados resulta tratarse de sangre
de un único individuo, por lo que debería haber sido siempre el mismo individuo
el que ejecutara el engaño inyectando sangre con atención y precisión en todas
las lacrimaciones, desde la que sucedió ante la niña a la que sucedió ante el
obispo, lo que parece inverosímil.
Exorcismo sobre la estatua
Desde el momento en que el hecho es
humanamente inexplicable, y se han descartado todas las hipótesis de fraude,
sólo queda la posibilidad de la preternaturalidad del hecho, que puede tener un
origen diabólico o divino.
Se excluyó la
posibilidad de que fuese una obra diabólica pues el exorcista de la diócesis
sometió a la estatuilla al rito del exorcismo. Solo queda pensar en un misterio, en un
hecho milagroso.
Tras concluir
la investigación a nivel local, el proseguimiento de las investigaciones sobre
la mariofanía de Civitavecchia ha pasado, según el itinerario previsto en estos
casos, y también en consideración del eco internacional que ha tenido el hecho,
a la Santa Sede. El juicio definitivo corresponde, por tanto, a la Congregación
para la Doctrina de la Fe y a la autoridad suprema de la Iglesia, la cual, por
el momento, aún no se ha pronunciado.
Sufrimiento por la
humanidad
El llanto de María tiene un significado muy
preciso. Tiene que ver con la situación espiritual de alejamiento de la
humanidad de Dios. El corazón de María está atravesado por la espada de la
incredulidad, de la blasfemia, de la apostasía, del pecado. Las lágrimas de la
Virgen se insertan en un contexto de continuidad con las anteriores apariciones
de María y su profundo sufrimiento por amor a la humanidad.
El mariólogo
padre Stefano De Fiores, anterior
miembro de la Comisión Teológica Diocesana, pone en evidencia el significado de
las lacrimaciones, subrayando tres aspectos: a) significado mariológico, b)
significado cristológico, c) significado trinitario.
“a) María llora por los pecados y los males
del mundo, sobre todo por el derramamiento de sangre inocente, e invita a la
conversión. b) María llora por el mismo motivo que llevó a Jesús a llorar y a
sudar sangre. c) María llora para manifestar su misterioso sufrimiento y el
inefable de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo”.
Gelsomino del Guercio
Fuente:
Aleteia