Como primer
punto de su reflexión, el Padre Sam lamentó “qué fácil es juzgar, qué fácil es
apuntar con el dedo, criticar, insultar, denigrar, creer que todo lo puedo y
que todo lo sé”
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Imagen referencial. Foto: Pixabay / Dominio público |
Frente al
doloroso caso de una mujer que saltó de un puente junto a su menor hijo en
Ibagué (Colombia), el P. Samuel Bonilla, conocido en redes sociales como “Padre
Sam”, hizo una conmovedora reflexión sobre la ansiedad y la depresión.
Distintos
medios se hicieron eco este 6 de febrero del caso de una mujer de
aproximadamente 30 años que se suicidó lanzándose al río Combeima junto a su
niño de 10 años, presuntamente agobiada por deudas. Este hecho ha conmocionado
no solo a Colombia, sino también a otros países.
En un video
publicado este 7 de febrero, el Padre Sam expresó su deseo de “dar una luz a
aquellos que sufren” de depresión, ansiedad o deseos suicidas, así como
“dar algunas herramientas a aquellos que quieren ayudarles pero que quizás no
saben cómo”.
El sacerdote
explicó que la ansiedad y la depresión son “enfermedades silenciosas pero
gravísimas”, a las que podría llamársele “la enfermedad del siglo”.
Como primer
punto de su reflexión, el Padre Sam lamentó “qué fácil es juzgar, qué fácil es
apuntar con el dedo, criticar, insultar, denigrar, creer que todo lo puedo y
que todo lo sé”.
“No nos
quedemos solo en la apariencia, vayamos a la esencia. No condenes a
alguien solo por lo que ves, ve más allá, intenta ponerte en su lugar,
intenta comprender su pasado, intenta escuchar las crisis por las que está
pasando”, alentó.
“Quizás, si
estuvieras cinco minutos en sus zapatos, pensarías totalmente distinto”,
añadió, y recordó que “solo Dios ve el corazón de las personas, solo Dios ve
todo el panorama”.
El Padre Sam
subrayó luego que “la ansiedad y la depresión son enfermedades reales y muy
graves, no podemos minimizarlas”. Indicó que “no se solucionan con una
palmadita en la espalda o con un ‘ánimo, échale ganas, no te compliques o pon
de tu parte’”.
“Las personas
con esta enfermedad quieren ser positivas, quieren salir adelante, pero no
siempre lo logran. Y lo que para otros quizás solo es un detallito, un pequeño
problema, para ellos se convierte en una montaña difícil de escalar”.
“Dicho esto,
entonces, ir al psicólogo o al psiquiatra debe ser igual de importante y normal
que ir al médico. Así como cuando nos están fallando los ojos vamos al
oftalmólogo, o cuando tenemos un problema en los dientes vamos al odontólogo,
si tengo un problema en mi mente voy al psicólogo o al psiquiatra”, señaló.
El sacerdote
aconsejó a quienes tienen cerca a personas con ansiedad o depresión que “más
que decirle ‘ya supéralo, ya deja eso atrás, ya vamos, sigue’, más bien
regálales tu compañía, muéstrales tu apoyo. Que esta persona sepa que no está
sola y que cuenta contigo. Estas personas no necesariamente están buscando un
cerebro brillante que les hable, necesitan un oído paciente que les
escuche”.
“No todo lo que
dicen estas personas o no todo lo que publican es show. Quizás es la única
forma que encuentran para expresar lo que están sufriendo. Por eso, no te tomes
a la ligera lo que dicen o lo que publican”, aconsejó.
El Padre Sam
también respondió a la inquietud de si “una persona que se suicida, se
condena”, y explicó que “sobre este tema la Iglesia es muy prudente y quiere
ser misericordiosa así como Dios es misericordioso. De hecho, ni siquiera
podemos afirmar que Judas está condenado. No sabemos, eso solo lo sabe Dios”.
“No podemos
saber qué pasó en la mente de la persona que se suicida, qué pasó entre el
puente y el suelo, qué pasó en los últimos momentos de agonía, esto solo lo
sabe la persona y Dios”, señaló.
Fuente: ACI
Prensa