Liberan a 43 mexicanos
esclavos en Canadá
Una noticia que pasó casi
desapercibida por estas horas da cuenta de una de las formas más horribles que
adopta la esclavitud en nuestros tiempos. En Canadá, la Policía de Ontario
liberó a 43 personas, de origen mexicano, que eran esclavizadas por un grupo
que los habían ayudado a ingresar a Canadá bajo la falsa promesa de obtener
para ellos una visa de trabajo.
Los mantenían en
estado de hacinamiento, trabajando en tareas de limpieza para hoteles a cambio
de una remuneración ínfima y reteniéndoles supuestamente los gastos por el
alojamiento y la gestión logística de la radicación.
¿Con
cuántas personas estos migrantes interactuaron hasta que alguien advirtió que
algo no estaba bien con ellos? ¿Con qué facilidad se pueden reportar las
sospechas que pueden llevar a revelar este tipo de delitos?
Porque la
esclavitud no es un mal ajeno a nuestras calles, tuvo lugar en Buenos Aires un
encuentro del Grupo Santa Marta, espacio impulsado por el Papa Francisco para
el intercambio de experiencias y los lazos de trabajo contra la esclavitud
moderna. Se trató del primer Encuentro Latinoamericano sobre Nuevas
Esclavitudes y Trata de Personas “Juntos contra la Trata de Personas” promovida
por el Grupo Santa Marta en la región, junto con distintos organismos y
entidades de la Iglesia en la Argentina y en Latinoamérica.
Lo presidió su
principal responsable, el cardenal Vincent Nichols,
Arzobispo de Westminster, acompañado por las autoridades de la Conferencia
Episcopal Argentina y varios representantes de la sociedad civil y de distintas
entidades que combaten el flagelo de las nuevas formas de esclavitud. Se
escucharon valientes testimonios de algunos que hacen frente a las poderosas
mafias responsables de las redes tanto en la Argentina como en Guatemala,
Bolivia, Brasil, entre otros.
Según
las Naciones Unidas, actualmente son traficadas y sometidas a esclavitud más
de 40 millones de personas, como puso de manifiesto en su ponencia
el cardenal Nichols. “Cada víctima del tráfico de personas vive, en una forma
intensamente particular, el drama de Adán y Eva. Ellos estiraron el brazo hacia
un fruto prometido sólo para descubrir lo que es un fruto corrupto y una
promesa que es falsa. Caen en la nada de la esclavitud que deshumaniza,
perdiendo todo rasgo de autonomía, toda perspectiva o esperanza, soportando la
crueldad cotidiana y el trabajo más degradante”, expresó.
Como
se puso de manifiesto durante el encuentro, evocando al papa Francisco en
Evangelii Gaudium, combatir la trata de personas es un llamado que nos
interpela a todos: “Quisiera que se escuchara el grito de Dios preguntándonos a
todos: «¿Dónde está tu hermano?» (Gn 4,9). ¿Dónde está tu hermano esclavo?
¿Dónde está ese que estás matando cada día en el taller clandestino, en la red
de prostitución, en los niños que utilizas para mendicidad, en aquel que tiene
que trabajar a escondidas porque no ha sido formalizado? No nos hagamos los distraídos.
Hay mucho de complicidad. ¡La pregunta es para todos! En nuestras ciudades está
instalado este crimen mafioso y aberrante, y muchos tienen las manos preñadas
de sangre debido a la complicidad cómoda y muda” (EG 211).
Entre
las conclusiones del encuentro, en el que se escucharon numerosos testimonios y
reflexiones en torno las distintas formas que adopta la esclavitud, se
insistió en el pedido y reclamo de mayores recursos para la erradicación de la
trata de personas e incluso la necesidad de promover medidas legislativas que
permitan acciones de prevención en Internet y redes sociales como nuevos
escenarios de captación de víctimas.
Durante
la última jornada, los participantes se trasladaron hasta la Basílica de Luján,
donde el cardenal Nichols presidió la Misa y encomendó ante la Virgen a las
víctimas de la esclavitud, y a todos nosotros, que podemos “servir a quien es
el único que puede abrir con fuerza toda oscuridad y traer a sus cautivos a su
luz maravillosa”.
Fuente: Aleteia
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