No
se ha movido de su lugar de conservación desde hace 900 años
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| Nabil BOUTROS I CIRIC |
La
Santa Cofia no es tan conocida como el Santo Sudario de Turín y sin embargo
sirvió también para cubrir a Cristo en su enterramiento tras la crucifixión.
Pronto estará expuesta al gran público con ocasión de unas festividades
excepcionales en Cahors, Francia
La
Santa Cofia, el lino mortuorio que cubrió la cabeza de Cristo durante su
entierro, se conserva en la capilla de Saint-Gausbert de la catedral de Cahors,
en Francia. La ciudad, que se dispone a celebrar el 900 aniversario de su joya
gótica en 2019, quiere aprovechar este año jubilar para devolver a la Santa
Cofia los honores que merece. Y es que este municipio considera que no hay
razón para que sea menos popular que el sudario de Turín o la túnica de
Argenteuil.
Conservada
durante siglos en la catedral de Cahors, su fama disminuyó en el siglo XIX
hasta desaparecer definitivamente en el siglo XX. Rara vez expuesta a la
devoción de los fieles, permanece la mayor parte del tiempo en un pequeño
relicario cobijado en su capilla.
¿Cuándo
llegó a Cahors? La tradición nos dice que fue adquirida por Carlomagno,
quien la entregó al obispo de la ciudad, Ayma, en el año 803. Otra historia
cuenta que el obispo Géraud de Cardaillac la trajo a Cahors a su regreso de
Tierra Santa en el siglo XII.
¿La parte que falta del Santo
Sudario?
Muchos
científicos e historiadores han estudiado esta pieza de lino ritual, aunque no
han podido datarla con precisión. El famoso egiptólogo Jean-François
Champollion, que en 1844 tuvo la oportunidad de examinar la Cofia, confirmó que
la tela, hecha de lino egipcio, era característica de los primeros siglos del
cristianismo.
La
especialista en la Santa Cofia Isabelle Rooryck, conservadora de patrimonio en
Francia, explica que los rastros de sangre encontrados en el tejido deben
compararse con los encontrados en el sudario de Turín. Se observan
coincidencias sorprendentes que llevan a pensar que la misma persona pudo haber
usado ambas telas. “Una gran mancha de sangre es visible en el interior de la
Cofia y atraviesa el exterior en la parte inferior de la mejilla derecha, lo
cual se corresponde con el desgarro de la barba visible en la Sábana Santa de
Turín. Hay visible también una herida a nivel del arco superciliar izquierdo,
una posible correspondencia con la lesión en la Sábana Santa. Otras múltiples
huellas de sangre, más pequeñas representarían heridas infligidas por una
corona de espinas”, explica la conservadora.
Desde
1899, la reliquia se conserva en un relicario nuevo de bronce dorado rematado
por una cúpula de ángeles. En la base, encontramos a san Didier, uno de los
obispos de Cahors, a Carlomagno y al papa Calixto II. Con motivo de los 900
años desde la construcción de la catedral, Cahors quiere devolver el digno
lugar que merece la reliquia. Por tanto, la Santa Cofia será llevada excepcionalmente
en procesión el sábado 27 de abril de 2019. Una celebración a la que la ciudad
quiere dar un impacto nacional o incluso internacional. “Queremos reforzar la
proyección de la ciudad y el atractivo del territorio en torno a este monumento
emblemático”, declaró Jean-Marc Vayssouze-Faure, alcalde de Cahors.
Otra
faceta destacada de esta conmemoración del 900 aniversario es la búsqueda del
altar mayor de la catedral, robado por los hugonotes en 1580 y engullido por
las aguas durante su transporte al castillo de Cénevières. Ya se han realizado
sesenta horas de sondeos con buzos al final del verano pasado. Por el momento,
no hay rastro… Sin embargo, los investigadores confían poder encontrarlo y así
abrir por todo lo alto este excepcional año jubilar.
Caroline
Becker
Fuente:
Aleteia
