El Papa insiste en la íntima relación entre la buena política y la pacífica convivencia entre pueblos y naciones
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Papa Francisco (Vatican Media) |
En
el tradicional encuentro con el Cuerpo Diplomático ante la Santa Sede para
intercambiar felicitaciones de comienzos de año, el Papa Francisco enfatizó que
la solicitud de la Santa Sede es “ser un observador atento y sensible a las
problemáticas que afectan a la humanidad, con el deseo de ponerse al servicio
de todo ser humano”.
En
su denso discurso, el Obispo de Roma se refirió a los desafíos y esperanzas que
vive la humanidad, tuvo presente aquellos países con los que la Santa Sede
estrecha lazos, así como aquellos que viven conflictos internos, guerras
y difíciles situaciones humanitarias. Recordó sus viajes realizados el
año recién pasado. Enfatizó la importancia de la diplomacia multilateral, en la
que prima la justicia y el derecho, que genera confianza entre los pueblos y
ayuda a resolver conflictos.
Diplomacia multilateral.
Edificar sociedades pacíficas y reconciliadas
El
Papa recuerda que hace 100 años nació la Sociedad de Naciones, que representa
el inicio de la diplomacia moderna multilateral, con el objetivo de evitar que
“las relaciones recíprocas sean dominadas por la lógica que conduce a la
guerra”. El éxito de esta diplomacia supone la existencia del diálogo leal y
sincero entre las partes, como mecanismo para evitar “el dominio del más fuerte
sobre el más débil”.
Para
el Obispo de Roma, el sistema multilateral está cuestionado por el
resurgir de tendencias nacionalistas que “mina la vocación de las
organizaciones internacionales de ser un espacio de diálogo y de encuentro para
todos los países”. “Por la creciente preponderancia de poderes y grupos de
interés en los organismos internacionales que imponen la propia visión e ideas”
y “por la búsqueda de un consenso inmediato y sectario”.
Primado de la justicia y
el derecho
El
Papa Francisco, si bien advierte estas dificultades, no renuncia a la
diplomacia multilateral. Recuerda, citando al Papa Montini, en su discurso a
las Naciones Unidas, que “las relaciones entre los pueblos deben regularse por
el derecho, la justicia, la razón, los tratados, y no por la fuerza, la
arrogancia, la violencia, la guerra y ni siquiera, por el miedo o el engaño”.
Recordando
el Mensaje para la LII Jornada Mundial de la Paz, que se celebró el pasado uno
de enero, con el tema: La buena política está al servicio de la paz, el Papa
insiste en la “íntima relación entre la buena política y la pacífica
convivencia entre pueblos y naciones”; porque la buena política debe perseguir
el “bien de todos los hombres y de todo el hombre”. Ante la búsqueda de
soluciones rápidas y de poco calado, subraya que “el buen político no debe
ocupar espacios, sino que debe poner en marcha procesos; está llamado a hacer
prevalecer la unidad sobre el conflicto.”
El
Pontífice afirma que “el respeto de la dignidad de cada ser humano es la
premisa indispensable para toda convivencia realmente pacífica, y el derecho
constituye el instrumento esencial para la consecución de la justicia social y
para alimentar los vínculos fraternos entre los pueblos.
La defensa de los más
débiles
El
Papa expresa su decidido compromiso con los más débiles y menciona la
iniciativa humanitaria en Ucrania, a favor de los que sufren. Insiste en que la
misión de la Iglesia es “atraer la atención sobre cuestiones humanitarias y
fomentar la apertura de caminos pacíficos para la solución del conflicto,
caminos que respeten la justicia y la legalidad, incluida la internacional”.
Tiene presente la situación que vive Siria, Yemen, Iraq y la crisis del Oriente
Medio. Expresa su esperanza de una solución en el conflicto Palestino-Israelí.
No olvida el continente Latinoamericano y cita las dificultades socio-políticas
que atraviesa Nicaragua y Venezuela.
Por
su parte, el Papa, considera que “la comunidad internacional con sus
organizaciones está llamada a dar voz a quienes no tienen voz”. En el caso de
los migrantes y refugiados, Francisco clamó: “necesitamos una respuesta común”.
En este contexto, agradeció a países como Jordania y Líbano todo el apoyo que
han dado a los refugiados, así como a los países europeos que han ofrecido
hospitalidad a los que se encuentran en dificultad y en peligro. Recordó a Colombia
y a otros países de América del Sur, porque acogen a personas de Venezuela.
Lugares de esperanza y de
paz
El
Obispo de Roma recordó dónde nacen la esperanza y la paz: los acuerdos entre
Etiopía y Eritrea y luego en el sur de Sudán, las señales positivas procedentes
de la península coreana, y lanzó un nuevo y enérgico llamamiento en favor del
desarme nuclear, para que se detenga el mercado de armas y se refuerce la
cooperación contra el calentamiento global. También recuerda el 30º
aniversario de la caída del Muro de Berlín, símbolo del inicio de un viaje de
amistad y acercamiento entre los pueblos.
Relaciones de la Santa
Sede y otros países
El
Papa examina la consolidación de las relaciones entre la Santa Sede y Vietnam,
también recuerda el Acuerdo provisional entre la Santa Sede y la República
Popular China sobre el nombramiento de obispos, con vistas a la reconciliación
de los católicos chinos y a un nuevo impulso de la evangelización.
Viajes
Recordó
sus próximos viajes a los Emiratos Árabes y Marruecos para promover el diálogo
interreligioso. Así como la Jornada Mundial de la Juventud en Panamá dentro de
dos semanas. Insistió, el Papa, que los jóvenes tienen derecho a oportunidades,
así como a tener un trabajo digno que les permita realizarse como personas.
Compromiso con las
víctimas
El
Obispo de Roma, habló del abuso de menores por parte del clero, reiterando con
fuerza el compromiso de la Iglesia de combatir este flagelo y su ocultación.
Manuel
Cubías – Ciudad del Vaticano
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