Adaptación
deportiva
Hola,
buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Con
esto de que hace frío, Jubi pasa olímpicamente de salir a la huerta. El día
entero quiere estar tumbada al calor. Yo la entiendo, sí, pero, a este ritmo, y
con ese pelaje blanco con manchas negras que tiene, ¡¡dentro de poco va a
parecer una vaca en miniatura!!
Me
dijeron una vez que la forma de que un perro haga mucho deporte en poco tiempo
es lanzarle una pelota escaleras arriba. Un par de subidas y bajadas, ¡y en
forma!
El
problema es que Jubi nunca ha establecido la relación que existe entre “perro”
y “pelota”. Yo lanzo la bola, la animo con todo el entusiasmo del mundo... y,
Jubi, sin dignarse siquiera a levantarse, me mira con cara de “Si tanto te
gusta la pelota, ¿por qué la has tirado?”
Gracias
a Dios, siempre hay un plan B.
¿Que
qué he hecho? Muy fácil. Me subo a lo alto de la escalera... con su comida.
Simplemente le lanzo un pedazo escaleras abajo, ¡¡y Jubi corre que se las
pela!! Ya que no quiere subir y bajar, ¡pues que baje y suba!
Creo
que al Señor le pasó algo parecido con nosotros. Vio que el ser humano, aunque
quiera, no tiene posibilidad de subir hasta Él, de alcanzar la santidad. ¿Y qué
hizo? Cambió el “sentido de la escalera”: “Ya que ellos no pueden subir, Yo
bajo”.
Efectivamente,
Cristo bajó (“¡se rebajó!”, dice san Pablo) para venir a nuestro encuentro. No
solo se hizo hombre. En la fiesta de hoy celebramos que se puso, para ser
bautizado, “en la fila de los pecadores”. ¿Por qué hizo eso, Él, que es el
Santo? Porque sabía que en esa fila estamos tú y yo. Se hizo uno con nosotros,
abrazó nuestra pobreza. Él hizo posible el diálogo, nos mostró su amor
infinito.
¡Pero
ahí no acaba la historia! Cristo ha bajado, ¡para que subamos con Él! Se ha
hecho Hijo del hombre, para que nosotros seamos hijos de Dios. ¡Baja para
subirnos!
Hoy
el reto del amor es adaptarse. Estoy segura de que hay una persona a la que te
gustaría hablarle del Señor, compartir la fe... y no lo consigues. Tal vez
estás queriendo que él o ella suban hasta ti, pero, ¿y si pruebas a bajar tú?
Te invito a que hoy le pidas al Señor hacer algo por amor a esa persona,
simplemente para que se sienta querida. Haz una tarea que le corresponda, o
comparte tu tiempo en esa actividad que le gusta. ¡¡Que hoy el amor te haga
bajar a su mundo!! ¡Feliz día!
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma