Formas
en que podemos llegar a una relación profunda, dinámica y fascinante con Jesús
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Fiel a su costumbre de enumerar propósitos,
guías y enseñanza, el sacerdote oblato de la Virgen María Ed Broom publica en
su blog las cinco maneras en las que 2019 se puede convertir en el mejor de los
años de nuestra vida.
El padre Broom advierte que para
que esto suceda todo depende de nosotros y, desde luego, “de la asombrosa
gracia de Dios”.
Al umbral del Año Nuevo, ¿por
qué no hacemos propuestas concretas y prácticas que no se disipen como el humo
o sean arrastradas por el viento?, se pregunta (y nos inquiere) el padre Broom.
Su propuesta para el Año Nuevo
será “vivir la gracia y el fruto de los Ejercicios Espirituales de san Ignacio
con referencia al centro de los Ejercicios: la persona de Nuestro Señor y
Salvador Jesucristo”.
¿Cuáles
son, entonces, las formas en que podemos llegar a esta relación profunda,
dinámica y fascinante con Jesús el Señor?
¿Por qué no leer, meditar, rezar
y tratar de asimilar estos puntos claros y concretos para la reflexión?,
subraya el sacerdote estadounidense.
He aquí los cinco caminos que
este 2019 pueden llevarnos a esa felicidad que tanto anhela el corazón humano:
No al pecado
Al hacer un compromiso firme y decidido a
decir “no” al pecado como el enemigo número uno, realmente estamos diciendo
“sí” a la amistad con Jesús, el Señor.
Eso significa que cada vez que
se me presenta una tentación y la rechazo voluntariamente, lo que realmente
digo al rechazar esta tentación es “sí” al amor de Jesús. ¡Cuán complacido está
realmente Jesús cuando rechazamos con fuerza, desde el principio la tentación!
Leer los evangelios
Qué afortunados somos de vivir en estos
días y tener acceso a la Palabra de Dios, a la Biblia y al corazón de la
Biblia, los cuatro evangelios: Mateo, Marcos, Lucas y Juan. En tiempos pasados,
pocas personas sabían leer y las biblias eran pocas y distantes entre sí.
Nuestro desafío se presenta de
otra manera sutil pero peligrosa: demasiadas distracciones en la
vida moderna. Estas distracciones pueden hacer a un lado a la Persona de
Jesucristo.
Caemos en la trampa de decir:
“No tengo tiempo para leer y meditar sobre la Palabra de Dios”. En realidad, no
es una falta de tiempo, sino una cuestión de prioridades.
Nuestro Dios es un amante celoso
y no tomará en segundo lugar a ninguna persona, lugar o cosa. El gran erudito
de la Biblia, san Jerónimo, nos recuerda: “La ignorancia de las Sagradas
Escrituras es la ignorancia de Cristo”.
En resumen, encontremos un
momento, un lugar y la buena voluntad para meditar en la Palabra de Dios,
preferiblemente los Evangelios todos los días, como propuesta de Año Nuevo.
Cultivar la amistad
La meditación ferviente y frecuente de la
Palabra de Dios, el Evangelio y la vida de Jesús, debe transformar gradualmente
nuestras vidas.
Nos daremos cuenta de una manera
muy profunda que no estamos solos, nunca solos, sino siempre presentes a un
Amigo; este amigo es el mejor de todos los amigos: ¡Nuestro Señor y Salvador
Jesucristo!
Durante el transcurso del día y
en la caminata diaria, hay que detenernos a veces para entablar una
conversación amistosa con Jesús. Él nunca está ni siquiera por un instante
demasiado ocupado para conversar con nosotros.
La belleza de nuestra amistad
con Jesús es que Él siempre está llamando a la puerta de nuestros corazones y
simplemente tenemos que abrirnos y Él vendrá a cenar con nosotros y nosotros
con Él.
Todos sabemos por experiencia
-con los verdaderos amigos- que debemos gastar tiempo, energía, buena voluntad
con aquellos que más amamos.
A veces fallamos a nuestros
mejores amigos y ellos a veces nos fallan. No es así con Jesús; Él es fiel en
todo momento, especialmente en aquellos momentos críticos en los que más lo
necesitamos.
Comparte la Perla del Precio Infinito
San Andrés, el hermano de Simón Pedro,
puede servir de modelo para imitar a este respecto: comparte tu amistad con
Jesús con los demás. Andrés conoció a Jesús y quedó tan impresionado por la
persona de Jesús que no pudo guardarlo para sí mismo.
Corrió para contarle a su
hermano Pedro, luego a Nataniel, y luego a los griegos sobre este tesoro, esta
perla de precio infinito: la amistad con Jesús.
¡Ahora es tu turno! Una forma
segura de crecer en la fe es compartir la fe con los demás. Del mismo modo, una
manera segura de crecer en la amistad con Jesús es compartir a Jesús con los
demás.
Que san Andrés y todos los
santos nos ayuden a ser como un imán humano y atraigan a otros hacia Jesús. ¡No
hay mayor empresa debajo de los cielos!
Nuestra Señora, Jesús y Nosotros
El papa san Juan Pablo II en su carta
apostólica La Santísima Virgen María y el Rosario nos
invita a una experiencia transformadora. Es esto: meditar y contemplar los
misterios del Rosario.
Sin embargo, la gracia que
deseamos rogar es contemplar el rostro de nuestro Señor y Salvador Jesucristo a
través de los ojos y el Corazón de la Santísima Virgen María.
No había nadie en la tierra que
conociera a Jesús, amara a Jesús o siguiera a Jesús más de cerca que Su Madre,
la Santísima Virgen María.
Conclusión: para un Año Nuevo feliz
En este día, en que todos los que
encontramos en la calle nos desean –y les deseamos—un feliz y próspero 2019, un
consejo finalmente se desprende de los propósitos del padre Broom:
“Si queremos experimentar lo
mejor del Año Nuevo, entonces enfoquemos nuestra mente, corazón, alma y todas
nuestras energías para conocer a Jesús, amar a Jesús, seguir
a Jesús, llevar a otros a Jesús y transformarnos en Jesús”.
Desde el primer saludo de esta
noche y la primera luz del Nuevo Año.
Jaime Septién
Fuente: Aleteia