Los
relieves de la colina de Kong Wang Shan se leen de derecha a izquierda como
toda escritura aramaica, lo que ya da una idea de su origen, y cuando se esculpieron
estaban policromados
En la parte derecha, la
primera cronológicamente hablando, se ve al emperador Mingdi (en rojo, tumbado)
soñando con una figura (en azul) resplandeciente.
Las crónicas de la dinastía
han hablan de «un rostro aureolado, grande y lleno de luz», con barba y una
cruz que le envuelve, claramente Jesús; tiene una mano levantada, que es un
signo arameo de testimonio de la verdad.
Debajo de ellos se ve al
diácono de Tomás (en rosa), que se dirige al hermanastro del emperador, Kong
Wang Ying (en naranja), el primero de la corte que se convirtió y que a la
postre fue mártir.
La parte central está
presidida por la figura de una mujer (en azul) con un niño en brazos cuyo
rostro fue borrado con posterioridad de manera intencionada. Es la Virgen
María, en una imagen de la Natividad que preside el nacimiento de la primera
comunidad, la catequesis y una liturgia de Viernes Santo. Debajo de ella hay
una escena (ampliada más abajo, al pie del pictograma) con varias figuras
sucesivas: Tomás (en verde), sentado delante del emperador (en rojo); detrás de
Tomás está su diácono (en rosa) y detrás del emperador está su hermanastro (en
naranja), quien a su espalda tiene un consejero y cuatro mujeres (en amarillo).
Las mujeres eran muy
importantes en las primeras misiones apostólicas, y más adelante se las ve (de
nuevo en amarillo) en un pequeño recuadro junto a Tomás (en verde), recibiendo
la instrucción. «Las mujeres tenían la misión de ser las madres de la memoria
–señala Francisco José López–. Enseñaban en sus casas el Evangelio de forma
oral, de corazón a corazón, durante tres años, y formaban a otras mujeres para
el mismo objetivo».
En el mismo cuadro central,
abajo a la izquierda hay representada una liturgia de Viernes Santo, con Cristo
yacente, con dos mujeres a su lado y el resto de miembros de la comunidad,
entre los que se encuentran Tomás y su diácono (en verde y en rosa).
En medio de la escena se
representa al hermanastro del emperador (en naranja), que entra en el Bautismo
con una flor de lis en la mano. Arriba del todo, ya fuera del recuadro, aparece
de nuevo en una postura que parece budista, pero que en realidad es una manera
caldea de representar a un mártir.
En el cuadro de la
izquierda se ve al hermanastro ya bautizado, ahora sentado y con las manos
juntas, a la manera en que se reza el credo en Oriente, entonces y todavía hoy
en día. Luego hay un cubículo con lámparas, velos y banderas: el altar donde se
celebra la Eucaristía. También hay dos velos en forma cruz (en azul), sobre un
palo con una serpiente, pero no es un crismón, sino la tau, y
la cof, letra hebrea que indica aquí resurrección. Es un signo
judeocristiano primitivo que se puede encontrar también en tumbas de la misma
época en Jerusalén.
En la escena aparece
también una bandeja con cinco panes (en azul) y varias cruces.
La figura de la izquierda
(en verde) es Tomás, cuyo rostro es similar a la figura del sueño del
emperador, con unas vestiduras de tipo sacerdotal y una cruz en las manos, que
tiene dibujados símbolos del paraíso, también de origen judeocristiano.
Fuente:
Alfa y Omega